El movimiento libanés Hezbolá y sus aliados han perdido su mayoría parlamentaria tras anunciarse ayer los resultados definitivos de las elecciones generales del país.
El bloque liderado por Hezbolá obtuvo 62 de los 128 escaños en juego, tres menos de los que necesitaba y supuso un vuelco respecto a los resultados de 2018, cuando obtuvo una mayoría de 71.
A pesar de los reveses, Hezbolá y su aliado Amal obtuvieron los 27 escaños del parlamento asignados a los legisladores chiíes, frente a los 26 escaños asegurados en las últimas elecciones. Sin embargo, los aliados de Hezbolá perdieron escaños en favor de candidatos independientes y del partido Fuerzas Libanesas (FL), respaldado por Arabia Saudí, que se erigió en el mayor bloque cristiano, sustituyendo al Movimiento Patriótico Libre cristiano del presidente Michel Aoun, aliado de Hezbolá.
Muchos miembros de la comunidad suní libanesa boicotearon las elecciones después de que el jefe del Movimiento del Futuro, el ex primer ministro Saad Hariri, abandonara la política, además de la decisión de los saudíes de retirar su apoyo al partido.
A pesar de las pérdidas de Hezbolá, el movimiento sigue siendo visto como una "amenaza creciente" para Israel. Según el Times of Israel, los resultados de las elecciones no cambiarían la influencia ejercida por el grupo apoyado por Irán: "La última vez que Hezbolá y sus aliados estuvieron en minoría frente a un bloque teóricamente unificado del 14 de marzo, hasta las elecciones de 2018, aún consiguieron perseguir sus objetivos a nivel nacional y regional."
El ascenso de los independientes en las elecciones de este año, en medio del colapso económico del país y frente a las primeras elecciones desde la explosión del puerto de Beirut en 2020, ha enviado un fuerte mensaje a las élites políticas, acusadas desde hace tiempo de corrupción y mala gestión.
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