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Perspectivas de una nueva intervención militar turca en Siria

Vehículos de las Fuerzas Armadas turcas se despliegan en la frontera con Siria el 16 de febrero de 2020 [Cem Genco/Anadolu Agency].

A diferencia de sus precedentes, las perspectivas de una nueva intervención turca en territorio sirio parecen vinculadas a determinantes más diversos y complejos. Además de las posiciones de Moscú y Washington, hay factores relacionados con los grandes cambios que se han producido y se están produciendo en los últimos tiempos, el más importante de los cuales es la guerra rusa contra Ucrania y las interacciones internacionales y regionales que la provocaron, todo lo cual debe afectar a la decisión de Ankara respecto a la nueva "operación militar" que Erdogan insinuó el lunes.

La respuesta inicial de Estados Unidos no se hizo esperar, ya que el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, dijo que la supuesta operación "socavaría aún más la estabilidad regional y pondría en riesgo las fuerzas estadounidenses y la campaña de la coalición contra el ISIS." Aunque Moscú no ha emitido ningún comentario oficial sobre las declaraciones del presidente turco, sabemos que Rusia, por un lado, y Estados Unidos, por otro, pusieron fin al avance del ejército turco en el enclave entre Tel Abyad y Ras Al-Ain en la primavera de 2019.

El presidente turco no se conformó con hablar en general de la supuesta operación, sino que anunció que el tema se discutiría en la reunión del Consejo de Seguridad Nacional de la ONU, que se espera que tenga lugar hoy, y que la operación comenzaría tan pronto como las instituciones militares y de seguridad terminaran de desarrollar sus planes y evaluaciones. Esto despertó el interés de los medios de comunicación y diversas posibilidades y temores en la opinión pública kurda y siria.

A pesar de las "escaramuzas" que desde hace meses mantienen Turkiye y sus aliados armados sirios, por un lado, y las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), por otro, en más de una zona, las informaciones recibidas desde la zona no hacen referencia a ninguna movilización militar por parte del ejército turco o de las facciones armadas, dado el alto nivel de preocupación entre la población civil por las consecuencias de una posible nueva guerra.

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La nueva carta que cayó "del cielo" en manos de Ankara es la solicitud de Suecia y Finlandia para ingresar en la OTAN. La alianza requiere la aprobación de todos los Estados miembros para permitir el ingreso de nuevos países, lo que significa que cada Estado miembro tiene derecho a vetar a los candidatos a la adhesión. Turquía ha anunciado, tanto a través de su presidente como de su ministro de Asuntos Exteriores, las condiciones para aceptar a los dos países, que temen las ambiciones expansionistas de Vladimir Putin. Estas condiciones se resumen en el cese del apoyo de los dos países al PKK y a sus filiales, y en el levantamiento de la prohibición impuesta a Turquía en la venta de armas debido a las intervenciones turcas en zonas que estaban bajo control de las fuerzas kurdas.

De hecho, Finlandia no tiene nada que ver con la primera acusación turca, mientras que Suecia considera al PKK una organización terrorista. Sin embargo, Ankara piensa de forma diferente, ya que considera al Partido de la Unión Democrática, a las Unidades de Protección Popular y a las Fuerzas Democráticas Sirias como organizaciones terroristas, y quiere que los dos países compartan esta creencia, aunque no ha logrado convencer a ningún país de que lo haga. Sólo el régimen de Bashar Al-Assad está de acuerdo con este etiquetado.

Además, el Partido de la Unión Democrática tiene una oficina de representación en Moscú, y Washington ha apoyado a las Fuerzas Democráticas Sirias con dinero y armas durante años en el contexto de la guerra contra Daesh. También hay varios países europeos miembros de la OTAN que mantienen diversos niveles de vínculos con las FDS, entre ellos Francia y Alemania.

La suma de estas consideraciones lleva a pensar que la objeción turca al ingreso de Suecia y Finlandia en la OTAN es una carta política utilizada para presionar a sus aliados, encabezados por Estados Unidos, para obtener concesiones en algunos temas de disputa. También es una zanahoria extendida a Rusia para obtener ciertas ganancias en un momento difícil para Putin, que está librando su fatídica guerra en Ucrania.

¿Cuáles son las ganancias que Erdogan busca obtener de Washington o de Moscú, o de ambos?

Tras años de ausencia, el título de "zona segura" reapareció en las palabras del presidente turco en el contexto de su charla sobre la posible nueva operación militar. Dijo que se extendería a una profundidad de 30 kilómetros dentro del territorio sirio, en una repetición de la cifra que se repite cada vez que Turquía anuncia su intención de lanzar una nueva operación. Esto va acompañado de las conversaciones sobre el regreso de algunos refugiados sirios para reasentarse allí, lo que en las últimas semanas ha ocupado los titulares de las noticias y los debates internos en Turquía.

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Podemos decir, entonces, que esta es la "oferta turca" a cambio de aceptar la entrada de Finlandia y Suecia en la OTAN, es decir, permitir que el ejército turco se infiltre en territorio sirio para llegar a la autopista M5. Esto significa la eliminación de las Fuerzas Democráticas Sirias y un posible desplazamiento de la población, en preparación para el asentamiento de algunos refugiados sirios de Turquía en su lugar.

Washington rechazó la oferta, como vimos en la declaración del Departamento de Estado, pero ¿alcanza esta negativa el nivel de una respuesta práctica a una posible invasión unilateral turca? No podemos predecirlo, especialmente en ausencia de canales diplomáticos activos entre Washington y Ankara. En cuanto a Moscú, que está inmersa en Ucrania, puede verse tentada por la adhesión de Turquía a la carta del veto respecto a la inclusión de Finlandia y Suecia en la OTAN, a hacer la vista gorda ante las ambiciones turcas.

Todo ello se produce en un momento de lucha interna por el poder en Turquía, dada la proximidad de la fecha de las elecciones presidenciales y parlamentarias, dadas en junio del próximo año, con la esperanza del gobierno de que este nuevo empeño encubra el constante empeoramiento de la situación económica.

Este artículo apareció por primera vez en árabe en Al-Quds Al-Arabi el 25 de mayo de 2022

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

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