Una sociedad cada vez más fragmentada en Estados Unidos, especialmente enconada entre políticos y activistas, ha hecho temer a los israelíes por el número de miembros de izquierda en la Cámara de Representantes y el Senado. Se espera que las disputas políticas y sociales aumenten en frecuencia e intensidad a medida que se acerquen las elecciones de mitad de mandato de noviembre.
Esta polarización no es un buen presagio para Israel, ya que Estados Unidos puede estar más interesado en resolver cuestiones internas que en mantener y desarrollar sus alianzas internacionales. Con casi la mitad de los judíos del mundo viviendo en Estados Unidos, y las diferencias existentes entre Tel Aviv y Washington sobre Irán y la cuestión palestina, no es de extrañar que los israelíes estén temerosos.
El apoyo a los palestinos está aumentando en Estados Unidos. Las encuestas revelan que ese apoyo es especialmente fuerte entre los jóvenes estadounidenses de hasta 29 años. Mientras que el apoyo a Israel es evidente entre los jóvenes republicanos, sus contemporáneos demócratas tienden a favorecer a los palestinos. La oposición a Israel y a su "derecho" a existir en la Palestina ocupada es cada vez mayor.
El ex jefe del Mossad, Tamir Pardo, dijo recientemente que el fracaso de Israel en resolver la cuestión palestina aumenta las posibilidades de que se expresen opiniones antisemitas en todo el mundo, así como el crecimiento de la izquierda radical. Ser antiisraelí no equivale necesariamente a ser antisemita, por supuesto.
Aunque la mayoría de los miembros del Partido Demócrata no son hostiles a Israel, los progresistas de izquierda dentro del partido sí lo son, y están desafiando a los líderes. Los senadores Bernie Sanders y Elizabeth Warren, por ejemplo, forman parte de este movimiento antiisraelí y atacan la postura de la administración Biden sobre Israel.
LEER: Los palestinos "están destinados a ganar": Por qué los israelíes profetizan el fin de su Estado
El hecho de que los datos de las encuestas sugieran que los estadounidenses más jóvenes simpatizan menos con Israel y tienden a favorecer a los palestinos es una preocupación para los israelíes, porque estos jóvenes son los futuros líderes políticos de Estados Unidos. Es probable que la posición de Israel en Estados Unidos cambie, lo que supone un reto para el Estado de ocupación.
Esto ha llevado a las organizaciones de investigación israelíes a plantear la hipótesis de que Israel "está perdiendo el apoyo de Estados Unidos". La conclusión de esta hipótesis es que Israel es responsable porque no quiere cambiar su política en la región y su actitud hacia los palestinos; quiere ser el "estado nación para el pueblo judío" en lugar de un estado democrático para todos sus ciudadanos. Esta obstinación persiste a pesar de que Israel necesita a Estados Unidos, y la opinión pública estadounidense es clave si quiere mantener su actual nivel de apoyo financiero y político de Washington.
Se ha pedido el fin de la cooperación en materia de seguridad entre Estados Unidos e Israel, incluida la ayuda para el sistema de defensa antimisiles Cúpula de Hierro. Algunos también se han manifestado a favor del legítimo derecho al retorno de los refugiados palestinos y del establecimiento de una conmemoración oficial del Día de la Nakba. Con el tiempo, estos círculos antiisraelíes entre los miembros del Congreso crecerán en importancia relativa en comparación con los veteranos líderes políticos. Ya podemos ver esto en la Cámara de Representantes, donde el conflicto está abierto entre los partidarios de Israel y sus opositores, y esto está preocupando al Estado de ocupación.
Los líderes políticos de Israel no ocultan su decepción y frustración, con respuestas negativas a la esperada visita del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el próximo mes, aunque todavía no está confirmada. Todavía puede cancelarse en caso de que se produzca un colapso del tambaleante gobierno de coalición israelí. La visita de Biden será importante para el primer ministro Naftali Bennett, que quiere utilizarla para anotarse puntos políticos contra su archienemigo, el ex primer ministro Benjamin Netanyahu.
Los acontecimientos al otro lado del Atlántico confirman que Israel tiene que acostumbrarse a no estar en el centro de la política estadounidense; en la nueva situación emergente, ya no tiene tanto peso en la agenda de Washington. Ahora mismo, todas las miradas están puestas en las reservas de petróleo saudíes, sin las cuales Europa tendrá que seguir importando combustible de Rusia y, por tanto, financiar indirectamente la guerra de Moscú contra Ucrania.LEER: Negando a Palestina mientras se protege a Israel de sí mismo
La tendencia natural en Washington es apoyar la coalición de Bennett. A Biden y a su equipo les convendrá no tener que familiarizarse con Netanyahu, que como primer ministro fue una fuente de verdadera preocupación para el ex presidente estadounidense Barack Obama. La visita propuesta por Biden a Israel podría interpretarse, por tanto, como una injerencia en su política interna, reforzando un partido a costa de otro. Sin embargo, el principal motivo de la visita es la necesidad de Washington de aumentar la producción de petróleo en Arabia Saudí, país al que Biden se dirigirá después de Israel. Su escala en Tel Aviv es importante, pero no la más importante.
A pesar de la reducción del apoyo a Israel en Estados Unidos, no espero que se produzca una ruptura total de las relaciones entre Washington y Tel Aviv. Los lazos son demasiado complejos y antiguos para ello. Sin embargo, Israel se convertirá en un verdadero obstáculo para una ejecución fluida de la política exterior estadounidense.
Si la visita de Biden a la región sigue adelante, e incluye a Israel (así como a la Autoridad Palestina), no significa que se vayan a cumplir todas las exigencias y condiciones israelíes, especialmente en relación con Irán y Palestina. Israel seguirá estando en primera línea de la política estadounidense en la región, aunque Washington haya retrocedido en Oriente Medio en los últimos años. Esto es una mala noticia para Israel, pero no es el fin de la "relación especial".
Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.