El presidente de EE.UU., Joe Biden, pidió garantías a Israel de que no se adoptará ninguna medida en las zonas ocupadas de Cisjordania y Jerusalén que pueda crear tensiones, antes de su controvertida visita del próximo mes al Estado del Apartheid. El equipo de Biden hizo la petición a los israelíes en lo que parece ser un intento de la Casa Blanca de evitar que se repita el bochorno que sufrió Biden hace más de una década cuando visitó el territorio como vicepresidente bajo la administración de Barack Obama.
Durante la visita de 2010, Biden prometió un apoyo estadounidense inquebrantable a la seguridad de Israel. Los israelíes le devolvieron el favor humillando al entonces vicepresidente con el anuncio de construir 1.600 nuevas casas sólo para judíos, en asentamientos ilegales, en el Jerusalén Oriental ocupado. Biden condenó la medida como "precisamente el tipo de paso que socava la confianza que necesitamos ahora". Un comunicado de la Casa Blanca condenó "el fondo y el momento del anuncio".
Barbara Leaf, subsecretaria de Estado de EE.UU. para Asuntos de Oriente Próximo, y su adjunto para asuntos israelo-palestinos, Hady Amr, están sentando las bases para la visita de Biden, prevista del 13 al 15 de julio. Leaf ha pedido a Israel que detenga acciones como las demoliciones de viviendas, los desalojos de palestinos y las decisiones sobre la construcción de asentamientos, así como que disminuya las operaciones militares israelíes en Cisjordania hasta después de la visita de Biden, según dijeron los funcionarios a Axios.
Los israelíes han dicho que no pueden dar esas garantías, pero que, no obstante, harán todo lo posible. Según Axios, altos miembros del equipo israelí, incluido el ministro de Defensa, Benny Gantz, dijeron a Leaf que harán todo lo posible, pero explicaron las complejidades políticas internas de detener tales acciones, además de lo que llamaron las necesidades operativas de los militares israelíes para detener los ataques.
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El viaje se produce después del asesinato por parte de Israel de la periodista palestina Shireen Abu Akleh, por lo que los estadounidenses temen que la visita del presidente Biden al Estado del Apartheid provoque una indignación mundial. "El gobierno de Biden no quiere que generemos ninguna crisis en Cisjordania... Quieren tranquilidad y calma" para la visita de Biden, según un alto funcionario israelí.
El equipo estadounidense no sólo está desesperado por evitar que el presidente Biden se sienta avergonzado, sino que también está elaborando un plan para demostrar que el presidente estadounidense es capaz de hacer progresos. Funcionarios israelíes, palestinos y estadounidenses afirmaron que Leaf, Amr y el embajador de Estados Unidos en Israel, Tom Nides, intentaron elaborar un paquete de resultados tangibles para los palestinos que coincidiera con la visita de Biden.
Pero no lograron avances significativos en el paquete porque no hay suficientes cosas significativas que EE.UU. pueda dar e Israel no está dispuesto a dar ningún paso con significado político que sea suficiente para los palestinos, dijeron los funcionarios, según Axios.
"Necesitamos un horizonte político. Queremos escuchar al presidente Biden decir cuál es su posición detallada con respecto a la solución de los dos estados", dijo Hussein Al-Sheikhal-Sheikh, funcionario de la OLP y asesor del presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas. "Estados Unidos quiere que la visita se desarrolle en un buen ambiente, diferente al actual", añadió Al-Sheikhal-Sheikh, dando a entender que Washington está más preocupado por su imagen que por las violaciones diarias de los derechos humanos por parte de Israel.
En un golpe al esfuerzo del equipo de Biden por presentar al presidente estadounidense como el intermediario de la paz, la AP e Israel rechazaron su propuesta de reunirse. Los funcionarios palestinos insistieron en que dicha reunión debería incluir un compromiso israelí con la solución de los dos Estados basada en las fronteras de 1967; de lo contrario, la reunión sería inútil.