Anas Qaterji huyó de Siria cuando estalló la guerra civil en 2011 y se coló en Gaza, una tierra con su propia historia de guerra y pobreza, donde se ha ganado un gran número de seguidores entre los amantes de la comida locos por la cocina picante que trajo de casa.
Qaterji, de 36 años, cruzó a Gaza desde Egipto a través de uno de los muchos túneles que se utilizan para el contrabando de mercancías en el enclave, que alberga a 2,3 millones de palestinos, de los cuales aproximadamente la mitad vive en la pobreza.
La vida en los primeros años fue dura.
"Dormía en la calle en 2014, no tenía hogar hasta que una familia me acogió. Trabajé y no lo conseguí, así que trabajé más duro para llegar a donde estoy ahora", dijo Qaterji a Reuters mientras Naciones Unidas celebra el día mundial del refugiado.
Las Naciones Unidas dicen que alrededor de 5,6 millones de sirios han huido de la guerra civil desde que comenzó en 2011. La mayoría encontró refugio en países vecinos, como Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto.
Solo una treintena de sirios huyeron a Gaza, de por sí un lugar donde la mayoría de la gente es refugiada, o descendiente de refugiados, de la guerra de 1948 de la fundación de Israel, que los palestinos siguen considerando una catástrofe.
"Pueden decir locura, aventura o juego, pero yo vine aquí para buscar la vida en medio de la muerte", dijo Qaterji.
Con el tiempo, consiguió un trabajo en una cocina y comenzó a abrirse camino en la escena gastronómica local, ganando fama por dos especialidades en particular: una versión siria del shawarma servida sobre una cama de arroz y espolvoreada con nueces tostadas, y su famosa crema de ajo.
Tras trabajar como jefe de cocina en varios restaurantes, decidió abrir su propio local en 2020, bautizándolo como "Al-Halabi" en referencia a su ciudad natal, Alepo, que ha sufrido una gran destrucción durante la guerra.
Carteles de Alepo de antes del conflicto cubren las paredes del restaurante de Qatarji en el corazón de la ciudad de Gaza. Espera volver de visita algún día, cuando sea seguro regresar, y presentar a su esposa gazatí a su familia.
Durante su ausencia, la guerra se ha cobrado su precio.
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"Murió mi tía, también mi tío, familiares y gente muy querida. Me hubiera gustado estar allí aunque fuera unos momentos para presentar mis respetos", dijo.
Pero al haber entrado ilegalmente en Gaza, Qaterji no tiene ningún documento de viaje válido, lo que significa que no puede salir del enclave gobernado por el grupo militante islamista Hamás. Israel y Egipto mantienen fuertes restricciones de seguridad a lo largo de la frontera.
"No puedo moverme de aquí. Echo de menos a mi madre, anhelo besar sus manos y sus pies, anhelo tomarla en mis brazos y presentarle a mi esposa, la mujer palestina que estuvo a mi lado y me apoyó", dijo.
"En el día mundial de los refugiados pido a todos los refugiados del mundo: Sed un hermoso embajador de vuestro país... construid vuestro hogar allí donde estéis", dijo Qaterji.
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