Si asiste a un acto en Oriente Próximo, es probable que le sirvan Mandi, un plato tradicional originario de Hadhramaut (Yemen), que consiste principalmente en carne y arroz con una mezcla especial de especias, cocinado en un pozo bajo tierra.
Este plato se exportó a todo el Golfo y a Levante, y cada zona añadió sus propias especias y sabores a la mezcla.
Ahmed, especialista en Mandi palestino en Gaza, dice que la idea es crear una fosa subterránea y forrarla con placas de metal o ladrillos diseñados para soportar el fuego y las altas temperaturas.
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A continuación, se enciende una hoguera, preferiblemente de limoneros y cítricos, o de olivos y almendros para dar un sabor especial a la carne.
Tras encender el fuego durante dos horas, la madera se convierte en brasas y se vuelve roja. Es entonces cuando está lista la carne adobada. Una vez dentro, se tapa la fosa y se pone arena encima para evitar que se escape el calor. La carne tarda unas dos horas en estar tierna y cuando está lista se desprende del hueso.
Si el arroz se cocina también con la carne, se coloca en un estante inferior para que los jugos de la carne puedan gotear directamente en él dándole más sabor.