Los operadores turísticos de Siria informan de un aumento del número de visitantes de países occidentales, a pesar de las fuertes críticas, incluso contra la normalización del régimen de Assad.
En octubre, el gobierno sirio comenzó a expedir visados a los extranjeros, informa el Washington Post, un mes después de anunciar la reapertura de sus fronteras tras la pandemia de coronavirus.
En noviembre, el ministro de Turismo de Siria, Mohammed Martini, habló en una conferencia de prensa en Damasco y dijo: "esperamos que 2022 sea mejor que los años anteriores".
En 2021, 488.000 personas visitaron Siria, según Martini, quien añadió que los hoteles estatales habían aumentado sus ingresos un 500% durante ese año.
Los críticos han criticado duramente la decisión de empezar a visitar Siria y apoyar al gobierno de ese país cuando sigue reprimiendo brutalmente la disidencia, incluso con detenciones arbitrarias y torturas.
En su Informe Mundial 2021, Human Rights Watch señaló que los graves problemas y abusos a los que se enfrentan los sirios son "sobre todo a manos del gobierno sirio y otras autoridades".
Esto se ve agravado por la depreciación sin precedentes de la libra siria, las sanciones internacionales y las crisis de los países vecinos. El 80% de los sirios vive por debajo del umbral de la pobreza.
El operador turístico británico Lupine Travel ofrece una serie de viajes a Damasco, Alepo, Palmira y Latakia este otoño, con el viaje de septiembre totalmente reservado.
Siria está "volviendo lentamente a un nivel de normalidad que no se había visto en casi una década", dice Lupine Travel en su portal web.
"Acompáñenos en nuestros viajes mientras nos convertimos en una de las primeras compañías en llevar a los turistas de vuelta a este increíble país".
El FCO británico desaconseja todo viaje a Siria y advierte a los ciudadanos británicos que se encuentran en el país que salgan por cualquier medio práctico.
Soviet Tours, con sede en Alemania, afirma en su portal web que la pregunta "¿es ético visitar Siria? es "muy mojigata y una forma superficial de crítica".
En la última década de guerra han muerto medio millón de personas, y más de 13 millones han huido del país o se han visto desplazadas internamente.
Un informe de Brookings de enero de 2022 afirmaba que la normalización de las relaciones con el régimen sirio impedirá que éste rinda cuentas por la destrucción de Siria.