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Los colonos israelíes actúan antes de la visita de Biden y de las próximas elecciones

El presidente Joe Biden en la Casa Blanca, en Washington, el 11 de abril de 2022 [Nathan Posner/Anadolu Agency].

En cuanto se anunció que Israel se encamina a unas nuevas elecciones generales y se confirmó la visita del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a la región el mes que viene, era obvio que los colonos ilegales de Israel van a aprovechar los acontecimientos para reforzar su presencia en la Cisjordania ocupada. Ya han tomado medidas para establecer diez puestos de avanzada de asentamientos -ilegales incluso según la legislación israelí- el mes que viene. Este será uno de los primeros retos para el primer ministro israelí interino, Yair Lapid, que no tiene buenas relaciones con los colonos. También supondrá una recepción incómoda para Biden.

Cientos de colonos están reclamando tierras palestinas en toda Cisjordania con la intención de establecer puestos de avanzada en julio. Ese es su plan para el verano tras la dimisión del primer ministro Naftali Bennett, que ha disuelto la Knesset y adelantado las elecciones, lo que ha llevado a los colonos a aprovechar el periodo de transición.

Los colonos son muy conscientes de que los partidos políticos estarán deseosos de ganar sus votos, y no estarán interesados en las disputas por la construcción de nuevos asentamientos. Por eso ya se está trabajando en la identificación de nuevos emplazamientos y posibilidades de nuevos asentamientos y "hechos sobre el terreno" a costa de los palestinos y su tierra.

Es muy posible que se produzca una crisis entre Israel y Estados Unidos por este motivo, coincidiendo como está con la visita de Biden. Esto es lo último que Lapid quiere o necesita, y puede llevarle a mantener conversaciones con los líderes de los colonos para posponer sus planes, al menos hasta el final de la visita que le preocupa a nivel personal.

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Al mismo tiempo, los colonos continúan sus contactos con los estadounidenses y los europeos para impedir la financiación de la presencia palestina en la zona C, ya sea para la construcción de viviendas o de infraestructuras. El último esfuerzo de los colonos ha sido una gira a Hungría para convencer al gobierno de Budapest, y a otros países europeos, de que dejen de financiar a los palestinos para reforzar su presencia en esta zona.

Los líderes de los colonos que se reunieron con funcionarios húngaros, alegaron que los palestinos se habían apoderado de la zona C, en violación de la ley de financiación de la UE. Sus anfitriones húngaros se comprometieron a trabajar para detener la financiación europea de las actividades palestinas. Se trata de una clara incitación por parte de los colonos para que los europeos dejen de ayudar a los palestinos a permanecer en su propia tierra, incluso mientras -oficialmente, al menos- los asentamientos siguen siendo un "obstáculo para la paz".

Unidades de asentamientos israelíes en Jerusalén el 25 de octubre de 2017 [AHMAD GHARABLI/AFP/Getty Images].

Esto significa que la batalla librada por los colonos judíos para controlar lo que queda de la tierra palestina ha alcanzado su umbral. Están expulsando a los palestinos, destruyendo sus pastos y cultivos, demoliendo sus casas e incitando a los países europeos a que dejen de aportar fondos para proyectos humanitarios que buscan reforzar la presencia palestina mediante la construcción de infraestructuras y carreteras.

A los colonos judíos ilegales se les ocurren cada vez más formas de robar tierras palestinas en la Cisjordania ocupada. Afirman, por ejemplo, que las granjas están dentro de los polígonos y zonas de entrenamiento del ejército de ocupación. Un área de 238.000 dunams ha sido confiscada de esta manera, allanando el camino para los puestos de avanzada de los asentamientos donde ya hay buenos pastos para que los colonos los utilicen. Al menos sesenta y seis granjas palestinas han sido tomadas por los colonos solo en la última década, cuarenta y seis de ellas entre 2017 y 2021, cuando Donald Trump era presidente de Estados Unidos y Benjamín Netanyahu era primer ministro israelí.

Entrevistas con pastores y activistas palestinos, así como un análisis de fotografías aéreas, muestran que los colonos han tomado el control de estas granjas palestinas declarándolas "áreas de fuego" o "reservas naturales". Los pastores palestinos tienen prohibido llegar a sus tierras.

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Según informó hace unos días la organización israelí Kerem Navot, los asentamientos agrícolas se dividen en varios tipos, incluidos los pastores permanentes. En algunos el componente de pastoreo es actualmente menor o insignificante, pero puede llegar a ser esencial en el futuro. En total, los asentamientos agrícolas abarcan 200.000 dunams, y se han convertido en la herramienta más eficaz para la ocupación de las tierras palestinas, porque cubren zonas mucho más amplias en las colinas y el valle del Jordán en lo que son pastos históricos. Entre 1967 y 1971 Israel declaró cientos de miles de dunams como "zonas de fuego".

Al mismo tiempo, 39.000 dunams de la superficie total controlada por los colonos se encuentran dentro de "reservas naturales" declaradas. Más de la mitad de la superficie total ocupada por los colonos israelíes, unos 128.000 dunams, no está registrada. Las fuerzas armadas, la administración civil y los consejos regionales y locales, así como las organizaciones sionistas y los Ministerios de Agricultura y Educación, colaboran de diversas maneras en el establecimiento de asentamientos agrícolas. Esto está teniendo un efecto devastador en muchas comunidades palestinas establecidas desde hace tiempo.

Todo esto pone al descubierto el alcance del patrocinio oficial israelí de los proyectos de asentamientos en curso en Cisjordania, todos ellos ilegales según el derecho internacional. Estos proyectos van acompañados de la violencia de los colonos contra los palestinos, ya que los matones de los colonos pueden actuar con impunidad. Mediante esta violencia amparada por el Estado, Israel y sus colonos ilegales están expulsando a los palestinos de cientos de miles de dunams agrícolas en toda Cisjordania. Así es la limpieza étnica.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

 

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