Reporteros sin Fronteras ha publicado un informe sobre cómo los medios de comunicación egipcios, controlados por el Estado, llevan a cabo campañas de desprestigio contra los periodistas que critican al gobierno.
Estos ataques están coordinados, según el informe, y siguen un patrón establecido. En primer lugar, un presentador insulta a un periodista en un canal de televisión, luego los rumores se recogen y se difunden en las redes sociales. En Egipto hay miles de cuentas falsas que se movilizan para defender al gobierno y atacar a los periodistas.
Entre esos presentadores destacados están Ahmed Moussa, Nashaat Al-Dihy, Mohamed El-Baz y Mostafa Bakry, que tienen estrechos vínculos con la seguridad del Estado y, gracias a ello, se han asegurado posiciones destacadas en los medios de comunicación egipcios. Sus campañas de desprestigio también son recogidas por el aparato mediático estatal, incluyendo publicaciones como Youm7.
A estos periodistas se les califica de "enemigos de la patria" y se les enfrenta a los periodistas "patrióticos" que supuestamente impiden un ataque al ejército y al país.
A menudo, a los periodistas críticos se les vincula con los Hermanos Musulmanes y se les acusa de terrorismo, de ser una amenaza para la seguridad nacional, y de este modo se justifican las medidas represivas utilizadas contra ellos.
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Por ejemplo, un titular de los medios de comunicación estatales sobre Khaled El-Balshy, director de Daaarb y ex vicepresidente del Sindicato de Periodistas Egipcios, decía "El-Balshy, figura diabólica, se aprovecha de las preocupaciones del público para publicar noticias falsas sobre el Estado egipcio".
En su ataque contra el ex presentador de la BBC y Al Jazeera, Yosri Fouda, los medios de comunicación del gobierno dijeron: "Yosri Fouda está entre los que odian al Estado egipcio... los que odian al Estado y sus instituciones".
Sobre la periodista libanesa Liliane Daoud, deportada de Egipto: "No Liliane, no eres hija de este país. Eres hija de otra cosa. Fuiste expulsada de Egipto porque no tienes valores".
"No mereces vivir aquí entre egipcios. Egipto te acogió y te protegió, pero eras como una hoja de cuchillo envenenada, y por eso te desecharon. Egipto es demasiado honorable y puro para gente como tú".
Otros periodistas señalados son Lina Attalah, acusada de publicar artículos para recibir financiación extranjera, y el periodista de investigación Hossam Bahgat, acusado de conspirar con Europa y Estados Unidos para conseguir apoyo para su "causa".
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Bahgat también ha sido descrito como "una persona sospechosa con una red de contactos internacionales sospechosos".
Las mujeres han sido objeto de un trato especialmente cruel: Esraa Abdel Fattah fue acusada de no llevar pañuelo en la cabeza y se difundieron fotografías suyas en bikini en los canales de televisión.
A menudo se detiene a los periodistas en el momento en que se producen estas campañas de desprestigio, para justificar las medidas represivas adoptadas contra ellos.
Las campañas han conseguido crear un clima de miedo. Los periodistas han sido estigmatizados y no han podido trabajar.
A lo largo de su mandato, el presidente egipcio Abdel Fattah Al-Sisi ha tomado el control de los medios de comunicación privados, y ha reforzado su control de los medios estatales, lo que RSF denomina "sisificación" de los medios.
Si no se pone fin rápidamente a esta práctica, "podría acabar eliminando por completo la ya moribunda prensa independiente de Egipto", señala el informe de RSF.