Tras la revolución del 25 de enero de 2011, la escena egipcia fue testigo de una explosión mediática, ya que aparecieron muchos nuevos canales por satélite, periódicos y sitios web, aprovechando el ambiente de libertad ilimitada. La característica más destacada que tenían todos ellos era el gasto extravagante, ya sea en cuanto a los salarios de los empleados, la indemnización de los invitados o el equipamiento de los estudios Esta extravagancia era el resultado de la enorme financiación emiratí-saudí de estos medios de comunicación, muchos de los cuales desempeñaron un papel destacado en la tergiversación de la revolución de enero, y de la experiencia del gobierno del difunto presidente Mohamed Morsi (según el plan del financiero), y según las declaraciones oficiales del ministro de Información durante el gobierno del presidente Morsi, Salah Abdel-Maqsoud. Los gastos de estos canales ascendieron a 4 veces sus ingresos publicitarios (6.000 millones de libras egipcias en gastos y 1.500 millones en ingresos). La diferencia era el "zakat" del Golfo que no entraba legalmente en el país.
La financiación saudí no se limitó al apoyo a los canales o a la compra de profesionales de los medios de comunicación, sino que también se extendió a la creación de una sucursal egipcia del canal de televisión saudí MBC, que siguió funcionando, mientras que las autoridades egipcias cerraron Al Jazeera Mubasher Egypt tras el golpe, con el pretexto de que un canal extranjero no puede llevar el nombre de Egipto. No se contentó sólo con este canal, en el que empleaba a los periodistas y técnicos mejor pagados, sino que recientemente decidió financiar la creación de dos nuevos canales de noticias en Egipto, uno de ellos internacional y el otro regional. ¿Qué le ha llevado a hacerlo?
Volvamos al principio de la historia. En 2017, el mariscal de campo Abdel Fattah Al-Sisi anunció que estaba dispuesto a lanzar dos grandes canales de noticias con el objetivo de enfrentarse a Al Jazeera, lo que le causó un gran dolor de cabeza, y sus redes de canales locales, junto con los canales árabes que lo apoyan, como Al-Arabiya y Sky News, no lograron enfrentarse al canal. La idea de estos dos canales, que formaban parte de un ambicioso plan para la red de canales DMC, propiedad de la inteligencia egipcia, fracasó, ya que la incapacidad de conseguir la financiación necesaria cortó de raíz la idea. Se intentó lanzar el canal regional en el primer trimestre de 2022, pero volvió a fracasar por falta de financiación.
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El 11 de julio, la empresa United Media Services, que domina más del 80% de los medios de comunicación privados en Egipto, anunció el lanzamiento de un sector de noticias que supera a su homólogo en la televisión oficial, Maspero, con más de veinte canales. Este nuevo sector incluye dos canales de noticias, uno internacional y otro regional, que se lanzarán en cooperación con un grupo de reflexión mundial, en relación con la cumbre del clima que Egipto acogerá el próximo mes de noviembre. Más tarde se supo que este nuevo proyecto mediático se alcanzó tras llegar a un acuerdo con Arabia Saudí, después de la visita del príncipe Mohammed bin Salman a Egipto para financiar el sector de noticias y los dos nuevos canales bajo el nombre de Cairo News, así como el desarrollo de un tercer canal local, y el lanzamiento de otro canal local.
Según la información disponible, Arabia Saudí no pagará en efectivo a Egipto para establecer estos canales, sino que, a través de sus empresas especializadas, proporcionará sistemas operativos, tecnología de difusión y formará a los medios y al personal técnico.
Ahora, volvamos a responder a la pregunta: ¿Por qué financia Arabia Saudí la creación de estos nuevos y costosos canales egipcios?
La respuesta es simplemente porque estos canales serán egipcios de nombre, y en suelo egipcio, con la mayoría de su personal egipcio, pero serán, de hecho, nuevas máquinas de medios de comunicación para el príncipe Mohammad bin Salman que le ayudarán en la comercialización de su liderazgo de los árabes, que fue establecido por el presidente estadounidense Joe Biden en su última reunión con él en Riad y en presencia de otros líderes árabes. Esto implica que estos líderes reconocen este liderazgo, pero la aprobación de los líderes bajo la presión financiera y estadounidense no significa que la gente de la región acepte fácilmente a Mohammad bin Salman como líder regional. Esto le ha llevado a establecer nuevas ramas mediáticas, junto a las actuales, para dirigirse a estas naciones e intentar comercializar y promover el proyecto del joven príncipe.
Mientras tanto, el régimen de Sisi se beneficiará de estos nuevos canales para maximizar su poder blando en los medios de comunicación, comercializando su proyecto llamado "la nueva república", que se queja de que sus medios actuales no han logrado comercializar a la opinión pública egipcia.
Pero la pregunta importante también es: ¿Se espera que estos canales tengan éxito?
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La respuesta, en mi opinión, es no. A pesar de los ingentes fondos que se le inyectarán para equipar unos estudios modernos, dotarle de una red de locutores y corresponsales profesionalmente distinguidos y ofrecer tentaciones financieras para sus programas e invitados, carece, como otros canales existentes, del espacio de libertad necesario para su éxito. El régimen egipcio ha mostrado una abierta hostilidad a la libertad de prensa y de los medios de comunicación desde el primer momento del golpe de Estado del 3 de julio de 2013, cuando asaltó y cerró algunos canales. También encarceló a cientos de periodistas, mató a algunos de ellos, y detuvo programas y artículos que no le gustaban. También se hizo con el control de canales de televisión, periódicos y sitios web privados o forzó a sus propietarios a abandonarlos, logrando en última instancia su objetivo de controlar los medios de comunicación y marcar su ritmo, haciendo que los medios tengan una voz unificada. Esto hizo que los lectores y espectadores se alejaran de estos medios, y recurrieran a medios alternativos de la oposición, de fuera de Egipto, o a las redes sociales. En un entorno así, no se espera que ningún periódico o canal tenga éxito, independientemente de sus presupuestos.
Tampoco se espera que el régimen egipcio afloje su control sobre la libertad de los medios de comunicación tras el fin de las sesiones del diálogo nacional. Al contrario, continuó su marcha de represión bloqueando hace unos días uno de los sitios web importantes de la prensa, Al Manassa, y se negó a indultar a varios periodistas encarcelados después de que se difundiera la noticia de que habían sido indultados. El régimen sigue cautivo de su miedo a la libertad de prensa, que considera una de las principales razones de la revolución del 25 de enero, y que podría ser motivo de una nueva revolución. Todo esto es suficiente para que los nuevos canales fracasen.
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