Los civiles desplazados por la fuerza en la provincia noroccidental siria de Idlib luchan por sobrevivir en tiendas de campaña improvisadas mientras las temperaturas estivales superan la media estacional.
La ola de calor, un fenómeno global en los últimos días, ha afectado negativamente a la vida de millones de civiles que se refugiaron en Idlib tras huir de la guerra en Siria.
En Idlib, donde la mayoría de los civiles viven en tiendas de campaña improvisadas, la temperatura alcanza los 40 grados centígrados, lo que hace insoportables las condiciones de vida de unos cuatro millones de civiles sirios en la región.
Las familias no tienen acceso a la electricidad y sufren escasez de agua.
"No hay electricidad, así que los ventiladores de refrigeración tampoco funcionan. Nos agotamos por el calor y estamos pasando momentos difíciles", dijo a la Agencia Anadolu Abdurrahman Raad, refugiado en el campo de refugiados de Azraq, cerca de la frontera con Turquía.
"En las tiendas de campaña cubiertas de plástico, no podemos protegernos del calor en verano ni del frío en invierno", dijo.
Mariam Sattouf, que huyó de la campiña del sureste de Idlib hace tres años debido a los intensos ataques de las fuerzas del régimen sirio y de Rusia, dijo que las tiendas de campaña en las que viven no son adecuadas para las condiciones climáticas de ninguna estación.
"Tenemos que hacer que nuestros hijos se duchen para mantenerlos frescos. La temperatura supera ampliamente los 40 grados. Imagina una vida en una tienda de nylon", añadió.
La guerra civil siria comenzó en 2011 cuando el régimen de Bashar Al-Assad reprimió a los manifestantes prodemocráticos.
Según las estimaciones de la ONU, desde entonces han muerto cientos de miles de personas y millones han sido desplazadas.
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