La justicia francesa suspendió el viernes la decisión de deportar al imán Hassan Iquioussen a Marruecos, señalando que la deportación sería un "ataque desproporcionado" a su vida privada y a su familia.
Inmediatamente después de la decisión del tribunal, el ministro del Interior, Gerald Darmanin, anunció que presentaría un recurso ante el Conseil d'Etat, el más alto tribunal administrativo.
El ministro del Interior había emitido inicialmente la orden de expulsión contra el imán, de origen francés pero de nacionalidad marroquí. Se le acusó de hacer comentarios antisemitas, homófobos y "anti-mujeres" durante discursos y conferencias, algunos de los cuales tuvieron lugar hace 20 años.
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En su sentencia, cuya copia obtuvo la AFP, el Tribunal Administrativo de París consideró que: "La sola razón de la existencia de actos de incitación explícita y deliberada a la discriminación de las mujeres no puede justificar la expulsión sin afectar grave y desproporcionadamente a su derecho a llevar una vida familiar privada y ordinaria".
El tribunal señaló que el imán, de 57 años, era: "Nacido en Francia, donde ha vivido desde su nacimiento con su esposa, cinco hijos franceses y 15 nietos franceses".
La abogada de Iquioussen, Lucie Simon, dijo que el tribunal logró "mantener la cabeza fría a pesar de la cobertura mediática de este caso". Simon rechazó las declaraciones y dijo que, desde el punto de vista jurídico, aunque son declaraciones desafortunadas, no se consideran una provocación explícita al odio.
Soufiane, uno de los hijos de Iquioussen, compartió que él y su familia están contentos con la sentencia.
El predicador islámico es muy activo en las redes sociales y tiene un canal de YouTube seguido por 169.000 personas y una página de Facebook con 42.000 suscriptores.