Hoy, Israel ha asesinado a un alto comandante palestino, Ibrahim Nabulsi, en Nablus, junto con otros dos combatientes, Islam Sabbouh, y Hussein Taha. Esta sangrienta acción está intrínsecamente relacionada con los sangrientos acontecimientos de los últimos días en Gaza.
Uno de los principales objetivos de Israel en la guerra contra Gaza era demostrar que Tel Aviv no ha perdido su capacidad de golpear a los palestinos en el momento y lugar que desee. Así, en lugar de esperar a que los palestinos respondieran a la detención del jeque Bassem Al-Saadi en Yenín, Israel golpeó "preventivamente" a Gaza.
En sólo tres días, las fuerzas israelíes mataron a más de 40 palestinos, muchos de los cuales eran niños, e hirieron a más de 300, en su mayoría civiles. Pero como a Israel le importan poco las vidas de los palestinos, lo único que le importaba a Tel Aviv era el asesinato de dos importantes comandantes de la Yihad Islámica palestina, Tyseer Al-Ja'bari y Khaled Mansour, entre otros.
Lo anterior puede demostrarse en las palabras del ministro israelí de Seguridad Pública, Omar Bar-Lev, quien ha dicho: "Como hicimos en Gaza recientemente, y en Nablus hoy, seguiremos así en cualquier momento y lugar".
Pero al golpear a la resistencia palestina en toda la Palestina ocupada, Israel ha demostrado, en cambio, la capacidad de la resistencia para unificar sus filas tanto en Cisjordania como en Gaza. Sin saberlo, ha demostrado que la "unidad de armas" palestina es posible.
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Para que esta unidad se aprecie más, es necesario hacer un rápido repaso de la historia:
La Intifada palestina de 1987 puso de manifiesto la unidad popular palestina con un menor énfasis en la lucha armada. En la Intifada de 2000, los palestinos demostraron la unidad de su lucha armada, con menos énfasis en el aspecto popular. Pero desde la muerte de Yasser Arafat (2004), la llegada de Mahmoud Abbas (2005), las elecciones legislativas (2006) y los breves enfrentamientos entre Fatah y Hamás (2007), los palestinos han perdido tanto la unidad popular como la armada. Debido a la ausencia de unidad política -con Al Fatah gobernando en Cisjordania, bajo ocupación militar israelí, y Hamás gobernando en la asediada Gaza- los palestinos parecían carecer de todos los aspectos comunitarios y colectivos de su lucha.
El mes de mayo de 2021 supuso una gran inversión de esa tendencia, en la que los palestinos consiguieron de un plumazo tanto redimir su unidad popular como inyectar la lucha armada como forma de resistencia tanto en Cisjordania, sobre todo en Yenín y Nablús, como en Gaza.En su guerra de tres días contra la Franja de Gaza, que comenzó el 5 de agosto, Israel quiso demostrar que sigue siendo la fuerza dominante y que tiene la mayoría de las cartas. Pero, sin quererlo, Tel Aviv demostró lo contrario. Al fin y al cabo, la guerra contra Gaza era una prolongación de la resistencia armada en curso en Yenín. De hecho, el asesinato hoy del máximo dirigente de las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa en Nablus amplía los parámetros de la lucha israelí, pero también la unidad palestina.
Nabulsi ha sido una espina en el costado de la Autoridad Palestina, ya que las Brigadas son el brazo militar del movimiento Fatah.
Aunque Israel se atribuye pequeñas victorias, ha sembrado las semillas de un tipo de batalla diferente, en la que Gaza ya no lucha sola y en la que Yenín ya no es un campo de refugiados aislado en el norte de Cisjordania.
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Israel conoce los riesgos, por supuesto, pero cree que el momento de atacar es ahora porque es consciente de la transición política en Palestina, con la esperada desaparición de Mahmoud Abbas, de 87 años, y el ascenso de otro líder/colaborador. Una rebelión armada en Cisjordania durante esta transición podría ser desastrosa tanto para Israel como para la AP. Israel quiere asegurarse de que los líderes de esta posible rebelión sean eliminados o encarcelados de antemano, preferiblemente lo primero.
Hay muchas piezas en movimiento e Israel se está moviendo con la misma rapidez para no perder el elemento sorpresa. La resistencia parece, por ahora, desorientada, ya que la máquina de matar israelí se mueve de una región a otra con rapidez.
Los próximos días son críticos. Si la resistencia palestina no recupera la iniciativa, le esperan días aún más oscuros. Todos los ojos están puestos en Hamás en particular, como el más fuerte y popular de todos los grupos de resistencia palestinos. El próximo movimiento de Hamás no sólo es crítico para la lucha en curso, sino para el propio futuro y la reputación del movimiento.
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