El influyente clérigo chiíta iraquí y jefe del movimiento sadrista, Moqtada Al-Sadr, anunció ayer que hará una huelga de hambre en protesta por la creciente violencia en la capital, Bagdad, tras los mortales enfrentamientos entre sus seguidores, los partidarios rivales y las fuerzas de seguridad.
Citando un tuit del jefe del bloque sadrista dimisionario, Hassan Al-Athari, la agencia estatal de noticias iraquí informó de que "Sayyed Al-Sadr, ha anunciado una huelga de hambre, hasta que cese la violencia y el uso de las armas".
"La comunidad corrupta no da a nadie, pase lo que pase, una justificación para el uso de la violencia de todas las partes", añadió Al-Athari.
Al menos 30 manifestantes han muerto y cientos han resultado heridos desde que Al-Sadr anunció ayer que dejaría la política. Sus leales irrumpieron en el Palacio Republicano, sede del gobierno iraquí, lo que provocó enfrentamientos con los partidarios del rival Marco de Coordinación, un paraguas proiraní de partidos chiíes. Al parecer, también se intercambiaron disparos en la fortificada Zona Verde.
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Esta no sería la primera vez que el clérigo declara su intención de retirarse de la política, sin embargo, el tuit de hoy de Al-Sadr parecía ser la declaración más seria hasta el momento, anunciando su "retiro definitivo y el cierre de todas las instituciones, excepto el Santuario Sagrado, el Museo Noble y la Autoridad Al-Turath".
Sin embargo, Albert Wolf, investigador asociado de la Universidad Johns Hopkins, duda de la intención de Al-Sadr de abandonar la política y cree que se trata de un intento de ganar más influencia política sobre sus rivales. "Esto es Sadr siendo Sadr. Creo que está tratando de ganar ventaja en la actual crisis política", dijo Wolf, citado por Al Jazeera.
"No creo que se esté retirando de la política. Sadr es una de las pocas, si no la única figura en la esfera pública iraquí que puede convocar a cientos de miles de personas en las calles. Creo que a Irak le esperan otras elecciones, y creo que éstas tendrán probablemente un resultado muy similar al de las dos últimas elecciones, con una participación probablemente baja, si no inferior a la de las dos últimas".
Irak se enfrenta a un estancamiento político desde las elecciones de octubre del año pasado, en las que los sadristas se alzaron como el mayor bloque político, y el país lleva desde entonces sin un nuevo gobierno. Los resultados de las elecciones fueron impugnados por el Marco de Coordinación, que no está de acuerdo con el movimiento sadrista sobre quién debe ser el próximo primer ministro en sustitución de Mustafa Al-Kadhimi, que actualmente actúa como primer ministro interino.