La Autoridad Palestina vuelve a solicitar el ingreso de pleno derecho en la ONU, y Estados Unidos ya ha expresado su oposición. El compromiso de los dos estados sigue siendo la premisa de los argumentos a favor y en contra de la adhesión a la ONU, presentados por la AP y Estados Unidos respectivamente. Sin embargo, la toma de decisiones políticas de la AP está tan fragmentada que sus argumentos a favor del compromiso de los dos Estados no hacen más que reforzar a quienes, dentro de la comunidad internacional, y en este caso Estados Unidos, se oponen a que Palestina se convierta en un Estado miembro de pleno derecho de la ONU.
Confiando únicamente en la diplomacia de los dos estados, un portavoz del Departamento de Estado de EE.UU. citado por Axios dijo: "El único camino realista hacia una paz integral y duradera es a través de negociaciones directas entre las partes. No hay atajos para la creación del Estado palestino fuera de las negociaciones directas con Israel". Según Axios, Estados Unidos ya ha advertido que vetará la propuesta de creación de un Estado en el Consejo de Seguridad de la ONU.
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El ingreso pleno en la ONU reforzaría el reconocimiento de la condición de Estado de Palestina en la comunidad internacional, que según EE.UU. no debería preceder al compromiso de dos Estados. Sin embargo, EE.UU. también ha adoptado la narrativa de Israel de que no es el momento adecuado para embarcarse en las negociaciones, prefiriendo hablar vagamente sobre horizontes políticos y esperanza, incluso cuando la continua expansión de los asentamientos ilegales israelíes confirma la desaparición de la hipótesis de los dos estados que el Cuarteto de Oriente Medio declaró obsoleta en 2016.
Si bien el veto de Estados Unidos es sin duda un gran obstáculo para la AP -y determinará hasta dónde puede llegar en la ONU-, la autoridad tampoco ha logrado construir el caso para el reconocimiento de Palestina como Estado miembro de la ONU. En los círculos diplomáticos, el líder de la AP, Mahmoud Abbas, se guía por la financiación de los donantes y la consiguiente aquiescencia que éstos esperan a cambio de que los palestinos se vean obligados a un paradigma humanitario perpetuo.
Si la "solución" de los dos estados se presenta como la razón por la que los palestinos deben o no deben buscar la plena adhesión a la ONU, entonces la independencia palestina ya está condenada. Estados Unidos e Israel, así como la comunidad internacional, no tienen ninguna intención de permitir que los palestinos tengan algún grado de independencia política o de otro tipo.
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El embajador palestino ante la ONU, Riyad Mansour, dio un ejemplo excelente de cómo incluso la cuestión de la condición de Estado palestino mediante la plena pertenencia a la ONU se está utilizando principalmente para promover la política que ha mantenido a los palestinos colonizados. "Sería difícil explicar que, además de ser reacios a responsabilizar a Israel por destruir la solución de los dos Estados ante nuestros ojos, también se opongan a una forma positiva que contribuya a salvar la solución de los dos Estados, que es la política oficial de Estados Unidos", dijo Mansour al Times of Israel.
Si la ambición de la AP es salvar la retórica del compromiso de los dos Estados, todo lo que tiene que hacer es acatar lo que la comunidad internacional dicta a Ramallah. El paradigma ya está destruido, por lo que hablar de salvarlo o aplicarlo sólo supone más retrasos mientras Israel acelera su expansión de asentamientos ilegales. La traición es que la AP habla de la plena pertenencia a la ONU sólo desde una perspectiva externa, como si Palestina ya no fuera palestina, sino una caricatura redactada por los cómplices coloniales de Israel.
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