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Las nuevas normas de Israel para los visitantes de la Cisjordania ocupada revelan un régimen opresivo

Palestinos y extranjeros participan en una manifestación contra la controvertida barrera israelí en el pueblo cisjordano de Bilin, cerca de Ramallah, el 27 de noviembre de 2009 [AHMAD GHARABLI/AFP via Getty Images].

Las autoridades de ocupación israelíes van a imponer la semana que viene nuevas normas a los palestinos que viven en la Cisjordania ocupada y a los ciudadanos extranjeros que deseen visitar el territorio; las normas violan el derecho humano básico a la intimidad. Éste es definido por los juristas como el derecho a tener información personal protegida del escrutinio público. Este derecho está reconocido internacionalmente y se aplica a todo el mundo, excepto a los palestinos y a quienes deseen ir a la Cisjordania ocupada.

El Coordinador de Actividades Gubernamentales en los Territorios (COGAT), la autoridad responsable de aplicar la política del gobierno israelí en los territorios palestinos ocupados, ha redactado un nuevo reglamento que regula los requisitos de visado para los ciudadanos extranjeros que planean visitar Cisjordania ocupada. Según las nuevas normas, deben informar a las autoridades de ocupación israelíes si están casados con un palestino, si planean casarse con un palestino o si planean iniciar una relación con un palestino. Si dicho visitante no tenía una relación de este tipo con un palestino, pero inicia una durante la visita a los territorios ocupados, debe informar a las autoridades de ocupación israelíes en un plazo de 30 días. A continuación, se debe presentar una solicitud a la Autoridad Palestina para formalizar la nueva relación; de lo contrario, el visado caducará a los 90 días y el titular deberá abandonar el país inmediatamente.

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El nuevo reglamento incluye varias restricciones impuestas a los palestinos y a sus movimientos dentro de los territorios ocupados, así como a los que viven en la diáspora y visitan a sus familiares en su tierra natal. También impone severas restricciones a los ciudadanos extranjeros, sean o no de origen palestino, que quieran estudiar en las universidades palestinas de Cisjordania ocupada, ser voluntarios o trabajar en cualquier institución de los territorios ocupados. Las normas tendrán un efecto negativo en los programas de intercambio de estudiantes, principalmente el Erasmus+, gestionado por la Unión Europea.

De este modo, los palestinos de los territorios ocupados se enfrentan a restricciones aún más estrictas a su libertad de movimiento, al igual que los que se desplazan a los territorios desde el extranjero. Este es otro ejemplo del flagrante desprecio de Israel por las leyes y convenios internacionales. También es un ejemplo del apartheid impuesto por Israel a los palestinos, porque las nuevas normas no se aplican a los colonos judíos ilegales que viven en los mismos territorios ocupados. El apartheid israelí ha sido denunciado por Amnistía Internacional, Human Rights Watch y B'Tselem.

Todo ser humano tiene derecho, según el derecho internacional, a que se respete su intimidad y su vida familiar. Israel está quitando ese derecho a la población de la Palestina ocupada y a sus visitantes. Se trata de otra restricción impuesta por Israel que se suma a la privación a los palestinos del derecho a la vida, la libertad, la seguridad, la protección contra la tortura o los tratos o penas degradantes, y la protección contra la detención arbitraria y la deportación. Todos ellos están garantizados por la Declaración Universal de Derechos Humanos.

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El reglamento del COGAT está claramente establecido para socavar la reagrupación de las familias palestinas, lo que contrarresta el objetivo sionista de reducir la población palestina en lugar de permitir su expansión. Jessica Montell, directora del grupo de derechos israelíes HaMoked, lo confirmó al señalar que el objetivo del gobierno de ocupación israelí es "restringir el crecimiento de la población palestina mediante la reunificación familiar". Hay que mantener a toda costa el equilibrio demográfico a favor de los judíos, aunque ello suponga violar leyes y convenios internacionales.

De hecho, según el grupo de derechos -que encabezó un recurso ante el Tribunal Supremo israelí para impedir la imposición de la nueva normativa- las nuevas reglas privarán a "miles de familias palestinas del derecho a vivir juntas sin interrupción y a llevar una vida familiar normal".

Se supone que Israel es una democracia - "la única democracia de Oriente Medio"- y, sin embargo, está imponiendo un grado de interferencia en la vida personal de los palestinos que es el sello de un régimen opresivo. Eso dice mucho de la verdadera naturaleza del sionismo y del Estado de apartheid que ha creado.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

 

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