Canadá anunció el viernes que prohibirá la entrada al país a los altos mandos del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) de Irán, en una serie de medidas destinadas a castigar a la organización y a los dirigentes de Teherán por la violenta represión de las protestas y el derribo de un avión hace dos años.
En una conferencia de prensa celebrada ayer, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y su adjunta, Chrystia Freeland, anunciaron que el CGRI será clasificado bajo la Ley de Inmigración y Protección de Refugiados, una medida utilizada por Ottowa contra gobiernos y actores acusados de los más graves crímenes de guerra.
Dicha ley incluye la prohibición de entrar en Canadá al 50% de los dirigentes del CGRI, que son más de 10.000 oficiales y altos cargos. El gobierno canadiense también se comprometió a añadir más sanciones a los individuos señalados en las próximas semanas y meses.
"Esta es la medida más fuerte que tenemos para perseguir a los Estados y a las entidades estatales", declaró Trudeau. Freeland también dijo que el "CGRI es una organización terrorista", aunque el propio gobierno no lo clasificó oficialmente como tal. Según una fuente gubernamental anónima citada por la agencia de noticias Reuters, añadir al grupo a la lista de organizaciones terroristas supondría un acto del código penal interno, que correría el riesgo de tener consecuencias no deseadas y, al parecer, sería poco práctico.
Las acciones emprendidas contra el CGRI no sólo son consecuencia de su dura represión de las protestas, que han estallado y se han extendido por todo Irán tras la muerte de una mujer de 22 años llamada Mahsa Amini mientras estaba bajo custodia policial el mes pasado, sino también en respuesta al tiroteo del ejército iraní contra un avión de Ukrainian International Airlines en enero de 2020.
En ese incidente, que Teherán insiste en que fue un accidente por haber identificado erróneamente el avión como un avión militar estadounidense, murieron 176 personas, 138 de las cuales tenían vínculos con Canadá.
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