La administración estadounidense del presidente Joe Biden actuará "metódicamente" en su respuesta a los recortes de producción de petróleo de Arabia Saudí, mientras las tensiones entre los dos aliados siguen aumentando por el ejercicio de sus recursos por parte del Reino.
En declaraciones a la cadena CNN, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, declaró ayer que Biden "no va a actuar precipitadamente. Va a actuar de forma metódica, estratégica y se va a tomar su tiempo para consultar con los miembros de ambos partidos y también para tener la oportunidad de que el Congreso vuelva para poder sentarse con ellos en persona y trabajar en las opciones".
Esas opciones, dijo Sullivan, "incluyen cambios en nuestro enfoque de la ayuda a la seguridad de Arabia Saudí, pero no voy a adelantarme al Presidente. Lo que sí diré es que no hay nada inminente". La asistencia de seguridad de Washington a Riad incluye la venta de misiles de defensa aérea por valor de miles de millones de dólares, al menos 126.600 millones de dólares en casos de ventas activas de gobierno a gobierno bajo el sistema de Ventas Militares al Extranjero (FMS, por sus siglas en inglés) y unos 3.000 soldados estadounidenses estacionados en el Reino.
Desde la decisión tomada a principios de este mes por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+), liderada por Arabia Saudí, de recortar la producción y la salida de crudo en una cantidad equivalente a alrededor del 2% del suministro mundial, Estados Unidos acusó al Reino de ponerse del lado de Rusia en su invasión de Ucrania.
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Al aceptar los recortes, según Washington, Riad está ayudando a Rusia -otro miembro destacado de la OPEP+- ya que aparentemente socava los planes de los países occidentales de imponer un tope al precio de las exportaciones de petróleo ruso y permite a Moscú eludir las sanciones.
Los recortes en la producción de petróleo son también un desafío a la petición que Biden hizo al Reino en agosto para que aumentara la producción de crudo, con el fin de aliviar la crisis energética mundial y la escasez de suministros de combustible. Sin embargo, los críticos de la política de Washington y de otras naciones occidentales subrayan que esos países plantean exigencias a los Estados del Golfo, al tiempo que recortan su propia producción energética interna.
Por su parte, Arabia Saudí ha negado que la medida fuera política o de apoyo a Rusia, insistiendo en que fue un intento económico de evitar la volatilidad en los mercados mundiales del petróleo y que no estuvo en contacto con Rusia antes o durante la decisión.
A pesar de ello, Biden prometió imponer "consecuencias" al Reino, y el senador estadounidense Bob Menéndez -demócrata que preside el Comité de Relaciones Exteriores del Senado- pidió que se congelara toda la cooperación con el Estado del Golfo, incluida la mayor parte de las ventas de armas de Estados Unidos a este país.
Según Sullivan, Biden tampoco tiene previsto reunirse con el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, en la cumbre de líderes del G20 que se celebrará en Indonesia en noviembre.