Arabia Saudí ha condenado a un recitador del Corán a 12 años de prisión por dirigir oraciones en Santa Sofía de Estambul hace ocho años, mientras se intensifica la represión del Reino contra las figuras religiosas.
Según la organización saudí de defensa de los derechos, Prisioneros de Conciencia, un tribunal saudí juzgó el pasado miércoles al imán y recitador del Corán, Abdullah Basfar, "en el contexto de la aceptación de una invitación para dirigir a los fieles en el patio de la mezquita de Santa Sofía en Turquía", imponiéndole una condena de 12 años de prisión.
"Condenamos la sentencia (...) y pedimos a las autoridades que lo liberen incondicionalmente", declaró la organización.
Basfar, una de las figuras religiosas más destacadas del Reino, ocupaba hasta ahora una cátedra asociada de sharia y estudios islámicos en la Universidad Rey Abdulaziz de Yeddah.
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Eso cambió en agosto de 2020, cuando fue detenido después de que saliera a la luz un vídeo en el que se le veía dirigiendo oraciones en el patio del recinto de Santa Sofía en 2014 y se difundiera en internet. El jeque permaneció entonces en prisión preventiva durante dos años, a lo largo de los cuales, al parecer, fue acosado por sus interrogadores.
Los informes y las autoridades saudíes no han aclarado los motivos exactos de su detención y de los cargos que se le imputan, pero se sospecha que su detención se debió a que su dirección de las oraciones en 2014 se realizó en un momento en que las relaciones entre los gobiernos saudí y turco eran extremadamente tensas.
En ese momento, Santa Sofía seguía siendo un museo, hasta que en julio de 2020 el gobierno turco volvió a convertir el histórico edificio en una mezquita. Un año más tarde, Ankara y Riad comenzaron a reparar los lazos y, a principios de este año, sus relaciones se restablecieron por completo.
Mientras que el reino y sus partidarios afirman que las crecientes detenciones de imanes, eruditos y figuras religiosas forman parte de una ofensiva contra el extremismo, los críticos insisten en que son la supresión deliberada de cualquier oposición potencial y que el gobierno del príncipe heredero saudí, Mohamed Bin Salman, está intentando borrar la identidad religiosa de Arabia Saudí.