La Presidencia libanesa quedará vacante el 31 de octubre, a menos que los principales responsables lleguen a un acuerdo para la elección de un sucesor de Michel Aoun, lo que abre la perspectiva de un vacío en un momento de profunda crisis financiera, informa Reuters.
Reservada a un cristiano maronita en el sistema sectario del Líbano, la presidencia ha quedado vacía varias veces desde la guerra civil de 1975-90. ¿Qué hace tan difícil la elección de un presidente, qué está en juego y quiénes son los candidatos?
¿Por qué es tan complicado?
El presidente es elegido en votación secreta por los legisladores del Parlamento de 128 miembros, donde los escaños se dividen por igual entre las sectas musulmanas y cristianas.
Pero los umbrales de votación hacen que ninguna facción o alianza de la polarizada política libanesa tenga suficientes escaños para imponer su elección.
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Esto hace que el proceso sea demasiado complejo para negociar cuestiones más amplias, como el reparto de los puestos en el nuevo gabinete que tomará posesión tras el juramento del nuevo presidente.
El poderoso grupo chiíta Hezbolá, que desempeña un papel más importante que nunca en el gobierno, ha manifestado que debe haber consenso en torno a un candidato, lo que requiere efectivamente la aprobación del partido.
La presidencia estuvo vacante durante 29 meses antes de que Aoun -un aliado de Hezbolá- se convirtiera en Jefe de Estado en un acuerdo de 2016 que supuso el regreso del político musulmán suní Saad Al-Hariri como Primer Ministro.
Las rivalidades internacionales, que desde hace tiempo juegan con las crisis internas de Líbano, también pueden complicar el proceso.
Hezbolá y sus aliados mantienen estrechos vínculos con el Irán chiíta y con Siria, mientras que sus oponentes de las comunidades cristiana y suní miran a Occidente y a los Estados árabes del Golfo liderados por los suníes.
El predecesor de Aoun -Michel Suleiman- asumió el cargo en 2008 en un acuerdo negociado en Qatar que desactivó una lucha de poder entre Hezbolá y sus aliados, y los rivales respaldados por Arabia Saudí y Occidente.
¿Qué significará esto para la crisis financiera?
La élite gobernante ha hecho muy poco para abordar la crisis financiera que ha empobrecido a mucha gente y ha dejado a los ahorradores sin dinero en efectivo en el paralizado sistema bancario durante tres años.
El vacío podría complicar aún más las medidas para afrontarla.
En caso de vacío, los poderes presidenciales deberían pasar al gabinete, dirigido por el primer ministro musulmán suní, Najib Mikati. Pero su gabinete ha estado desempeñando un papel provisional desde las elecciones parlamentarias de mayo, y no tiene plenos poderes.Según los analistas, esto significa que no podrá tomar decisiones importantes, como la celebración de acuerdos internacionales.
Esto podría complicar la finalización de un proyecto de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para desbloquear la ayuda que tanto se necesita, suponiendo que los políticos en el poder promulguen finalmente las reformas largamente retrasadas necesarias para sellar el acuerdo.
El viceprimer ministro, Saade Chami, ha afirmado que Líbano aún podría presentar sus progresos al directorio del FMI para que revise y apruebe los fondos, pero no estaba seguro de que el acuerdo final requiriera la aprobación presidencial.
¿Quién podría llegar a ser presidente?
La comunidad maronita está más fracturada políticamente que otras en el Líbano, lo que da lugar a muchos aspirantes a la presidencia.
Uno de ellos es Suleiman Frangieh, aliado de Hezbolá y del presidente sirio Bashar Al-Assad y considerado un fuerte aspirante, hasta que el grupo chiíta y sus aliados perdieron la mayoría parlamentaria en mayo.
Hezbolá aún no ha declarado su apoyo a nadie.
El legislador anti-Hezbolá, Michel Mouawad, ha sido el más votado en las cuatro elecciones presidenciales fallidas hasta ahora, pero no lo suficiente para ganar.
Los tres últimos presidentes del Líbano fueron todos ex comandantes del ejército, y el comandante del ejército, el general Joseph Aoun, es visto como un posible candidato de compromiso.
Pero analistas y fuentes políticas afirman que se enfrentaría a la oposición, especialmente del político maronita Gebran Bassil, yerno del presidente Aoun y aspirante a la presidencia.
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