Un estudiante sursudanés, que ya ha sido deportado, ha acusado al gobierno egipcio de haberle torturado durante su detención.
En octubre, Daniel Bol Deng, de 28 años, participaba en una protesta ante la embajada de Sudán del Sur contra el deterioro de las condiciones de vida en la universidad egipcia en la que estudiaba, cuando fue detenido por las fuerzas de seguridad.
Los estudiantes realizaron una sentada en la embajada y posteriormente denunciaron que estaban encerrados sin comida, agua ni electricidad, y criticaron al gobierno de Juba por no responder a sus peticiones de ayuda.
A los estudiantes se les dijo que recibirían becas completas y más tarde se les informó de que tenían que pagar su alojamiento. Algunos fueron golpeados por las fuerzas de seguridad y diez fueron detenidos y posteriormente deportados.
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En el momento de su detención, se desconocía dónde habían sido detenidos los estudiantes y otro manifestante dijo que tenían heridas leves y graves y que no estaba claro si habían recibido la atención médica adecuada.
Bol declaró al Sudan Post que estuvo detenido en una celda en la que no pudo sentarse ni dormir durante 21 días, lo que hizo que se le hincharan las piernas. Añadió que le robaron su teléfono y 125 dólares.
La policía y los agentes de la seguridad nacional de Egipto torturan regularmente a los detenidos políticos, golpeándolos, aplicándoles descargas eléctricas, manteniéndolos en posiciones de tensión y violándolos o amenazándolos con violarlos.
Hay unos 60.000 presos políticos en Egipto que están detenidos en condiciones pésimas y a los que se les impide regularmente recibir visitas de sus familiares.
En 2020, El Cairo firmó un protocolo con Juba para ofrecer a 400 estudiantes sursudaneses becas completas para completar sus carreras y estudios de posgrado en Egipto con el objetivo de reforzar las relaciones diplomáticas entre ambos países.