El líder del movimiento Ennahda en Túnez, Rached Ghannouchi, se ha enfrentado a una nueva investigación ante el juez de la Unidad Antiterrorista regional en el caso de las acusaciones de haber animado a ciudadanos tunecinos a ir a zonas conocidas como "focos de tensión". La sesión debía haberse celebrado hace dos meses, pero el juez la aplazó y dejó al veterano político en libertad bajo fianza.
Las investigaciones de este caso comenzaron después de que la ex diputada Fatima Al-Masdi, del partido Nidaa Tounes, presentara una denuncia en diciembre de 2021 ante la justicia militar. Luego se remitió al Polo Judicial Antiterrorista debido a la presencia de civiles entre los acusados.
Ghannouchi también se enfrenta a cargos de blanqueo de dinero. Sus bienes fueron congelados por un juez, al igual que los de otras figuras, entre ellas el ex primer ministro Hamadi Jebali.
El líder de Ennahda ha denunciado que los cargos presentados contra él han sido fabricados por la "dictadura" de Túnez que, insiste, "está viviendo sus últimos días".
Túnez vive una crisis política desde el 25 de julio de 2021, cuando el presidente Kais Saied impuso medidas excepcionales que le dieron el control total del poder legislativo y del ejecutivo. Disolvió el Parlamento y el Consejo Judicial Supremo, y ha estado promulgando leyes por decreto presidencial.
Los partidos de la oposición, liderados por Ennahda, consideran estas medidas como un "golpe de estado contra la Constitución de 2014 y una consolidación del gobierno individual absoluto". Los partidarios de Saied, sin embargo, creen que son una "corrección del rumbo de la revolución de 2011" que derrocó al régimen del ex presidente Zine El Abidine Ben Ali.
Según Saied, que inició un mandato presidencial de cinco años en 2019, sus medidas eran "legales y necesarias" para salvar a Túnez del "colapso total".
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