El anuncio de Azerbaiyán de que va a abrir una embajada en Israel no fue una sorpresa. Refleja los fuertes lazos que unen a ambos países desde hace casi tres décadas en los ámbitos político, de seguridad y militar. Mientras que en la capital azerbaiyana, Bakú, hay una embajada israelí, ésta sólo tenía oficinas comerciales y turísticas en Tel Aviv. Esto revela, en parte, la naturaleza de la estrategia diplomática que Azerbaiyán ha comenzado a seguir en los últimos años, que ha llegado hasta los acuerdos de normalización.
Por una serie de razones, Azerbaiyán encabezó la lista de países en los que Israel puso sus ojos, entre ellas su importantísima ubicación geopolítica, que se extiende más allá del Cáucaso. Esto lo sitúa en el patio trasero de Rusia y le ha ayudado a cubrir el 48% de las necesidades de petróleo y gas de Israel. Las exportaciones de petróleo y gas son el pilar de la economía azerbaiyana. El gobierno quiere desarrollar sus recursos, ya que da al mar Caspio y contiene una enorme riqueza, cuya distribución es complicada con seis países que rodean el mar interior.
Además, Azerbaiyán está físicamente cerca de Irán, pero su relación es cada vez más tensa, sobre todo por la posición de Teherán en el conflicto armado entre Azerbaiyán y Armenia. También está el hecho de que Azerbaiyán es un importante mercado para los tratos de armas con Israel, estimados en cientos de millones de dólares, y ambos cooperan en materia de inteligencia y seguridad, con intercambios rutinarios de información confidencial sobre sus enemigos.
Todo esto sugiere que la decisión de Azerbaiyán de abrir una embajada en Tel Aviv es la renovación de una alianza regional. Su antigua y distinguida relación se estableció tras la caída de la Unión Soviética y se han estrechado en la última década. Las empresas israelíes proporcionaron armas de alta calidad a Azerbaiyán y el primer ministro designado Benjamin Netanyahu visitó Bakú en 2016 para firmar una serie de acuerdos. Sin embargo, Azerbaiyán se negó a abrir una embajada en Tel Aviv a pesar de todos los intentos por persuadirle de lo contrario; como mucho, aceptó tener una representación comercial el año pasado. Entonces, ¿por qué acceder a abrir la embajada ahora? ¿Qué ha cambiado tanto como para que Bakú cambie de opinión?
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Tanto Azerbaiyán como Irán son países musulmanes chiítas, pero Israel dice que Bakú está comprometida con la seguridad del Estado ocupante, y que se ha convertido en un puesto de avanzada para la agencia de espionaje Mossad. Es el primer país musulmán chiíta que abre una embajada oficial en Tel Aviv; al hacerlo, se une a los países suníes de Egipto, Jordania, Albania, EAU, Bahréin y Kosovo.
Un acontecimiento notable precedió al anuncio sobre la embajada de Azerbaiyán; el ministro de Defensa israelí, Benny Gantz, visitó Bakú. La visita tenía varios objetivos ignorados por los medios de comunicación que probablemente incluían que Bakú recibiera apoyo tecnológico de Tel Aviv a cambio de que Israel obtuviera más petróleo. Los temas militares y de seguridad probablemente dominaron las discusiones, y por una buena razón; el ejército de Azerbaiyán utiliza drones de ataque de fabricación israelí, y tiene una gran fábrica de drones construida por una empresa israelí.
La visita de Gantz coincidió con los enfrentamientos entre Azerbaiyán y Armenia, no sólo en la disputada región de Nagorno-Karabaj, sino también en las fronteras orientales de Armenia. Por lo tanto, este último país vio con preocupación la visita como una ayuda a su vecino.
Ya no es un secreto que Israel es un importante socio estratégico para Azerbaiyán, con un flujo de tecnología e información a cambio de petróleo. La mayor parte del petróleo de Israel procede de Bakú. Las empresas electrónicas israelíes operan ahora bajo registro extranjero en Azerbaiyán para construir su sistema de defensa y desarrollar su industria de tecnología de la información. Irán afirma que Israel lleva a cabo operaciones de inteligencia en Azerbaiyán.Los israelíes saben que los propósitos de la visita de Gantz pueden ser secretos, pero están relacionados con el comportamiento de Azerbaiyán en los últimos años, que sugiere un cambio en su percepción del contexto regional. Azerbaiyán se ha dado cuenta de que la combinación de su riqueza mineral y su poderío militar, así como el declive de las capacidades militares de Rusia y la crisis energética, son acontecimientos que le favorecen. Es en este contexto en el que Gantz realizó su visita a Bakú.
Otra valoración israelí de la visita es que se hizo coincidir con los enfrentamientos entre Azerbaiyán y Armenia. Rusia está implicada en Ucrania y no está interesada en el Cáucaso, pero Turkiye, que quiere expandir su influencia hacia el este, encaja con el deseo de Azerbaiyán de crear cierta contigüidad con él, especialmente dada la búsqueda de nuevas fuentes de energía por parte de Europa. Esto ha dado un impulso económico a Azerbaiyán; su gas y su petróleo pueden sustituir a los suministros rusos, por lo que Bakú necesita un corredor terrestre que pase por Turkiye hasta llegar a Europa, de forma que se cruce con el planteamiento de Israel.
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El Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel ha creado una nueva sección llamada Eurasia, que incluye vínculos con países como Azerbaiyán. La sección cuenta con diecisiete diplomáticos judíos rusos asignados para desarrollar las relaciones con los países de "Eurasia", en coordinación con el Mossad, la inteligencia militar y la Oficina del Primer Ministro. Esto confirma que el enfoque israelí es coherente con su política ideada tras su fundación en 1948, conocida como "estirar los bordes". Ésta consiste en provocar conflictos y crear crisis entre los árabes, aprovechando la diversidad étnica, racial y sectaria para azuzar a la población contra sus gobiernos, con el objetivo de paralizar las capacidades en los perímetros del mundo árabe e islámico.
"Estirar los bordes" con respecto a Azerbaiyán se basó en elementos étnicos, militares y políticos, incluso alimentando sus diferencias étnicas, raciales y sectarias con los países vecinos, especialmente Irán, y la diferencia sectaria con Turkiye, a pesar de la alianza de este último con Azerbaiyán.
Esto confirma que Israel busca influir en la formación de estrategias en todo el mundo y no se limita a su marco regional-geográfico. Además, se está moviendo en paralelo con Estados Unidos hacia los Estados musulmanes de Asia Central para crear una fuerte presencia israelí en ellos, y para crear barreras que impidan que la influencia árabe e islámica llegue a ellos.
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