Al parecer, Rusia ha pedido a Israel que no obstaculice su transferencia de equipo militar de Siria a Ucrania, mientras Tel Aviv sigue atacando zonas en Siria y se mantiene a la expectativa respecto a la invasión en curso de Moscú.
Según informó ayer la emisora pública israelí Kan, un funcionario israelí anónimo le comunicó que funcionarios rusos e israelíes han mantenido negociaciones en los últimos días en relación con la continua retirada por parte de Moscú de equipos de Siria y su transferencia a sus operaciones en Ucrania.
Desde que el ejército ruso lanzara la invasión del territorio de su vecino en febrero de este año, el Kremlin ha ido retirando cada vez más parte de sus armas, equipos y fuerzas de Siria -donde ha ayudado al régimen de Bashar Al-Assad contra las fuerzas de la oposición durante los últimos siete años a lo largo de la guerra civil en curso- y redistribuyéndolos a Ucrania.
Esa necesidad de trasladar el equipo necesario no ha hecho más que crecer en los últimos meses, a medida que las fuerzas ucranianas han recuperado partes significativas de su territorio y su resistencia ha supuesto un desafío inesperado para Rusia.
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Una de las principales inclusiones en el equipo que se está transfiriendo es, según se informa, el sofisticado sistema ruso de defensa aérea S-300, que ha sido una interrupción significativa de los ataques aéreos israelíes contra objetivos iraníes en Siria.
Israel se ha negado hasta ahora a armar a Ucrania, a diferencia de sus aliados occidentales, y se ha mostrado indeciso a la hora de apoyarla contra la invasión rusa. Sin embargo, tras las revelaciones de que Irán ha proporcionado a Rusia material militar, como aviones no tripulados armados, Tel Aviv ha reconsiderado su postura.
Como parte de esta reconsideración, Moscú también teme que la preocupación de Tel Aviv por el suministro de misiles y aviones no tripulados iraníes pueda provocar que se interrumpa u obstruya el traslado de material militar.
En los últimos meses, la idea de que Israel ayudara militarmente o suministrara armas a Ucrania fue abordada por Rusia, con el ex presidente Dmitri Medvédev diciendo que "destruiría todas las relaciones diplomáticas", y fuentes anónimas dijeron posteriormente a Bloomberg que Moscú tomaría represalias contra Tel Aviv de una forma no especificada.