Los profesionales de Egipto están enfadados. Los abogados se han manifestado ante la sede de su sindicato, y el sindicato de médicos se ha reunido para rechazar la ley introducida por el régimen para que todas las facturas se emitan por Internet. El cambio afecta a empresas, instituciones y organizaciones, así como a particulares.
Se hace para ayudar al Estado a recaudar impuestos, y nadie se opone a ello. Casi el 80% del presupuesto del Estado egipcio procede de los impuestos, cuyo pago es un requisito de ciudadanía. Así, por ejemplo, a los médicos empleados en hospitales públicos se les deducen los impuestos en origen y cobran una vez descontadas las deducciones legales, como el impuesto sobre la renta. Los médicos con pacientes privados pueden utilizar ya un sistema de facturación en línea para algunos de ellos. Lo mismo ocurre con las grandes empresas, negocios y similares. Aunque la evasión fiscal ocurre ocasionalmente, es rara entre profesionales como abogados, médicos, farmacéuticos e ingenieros; la mayoría sigue el sistema y paga sus impuestos.
El requisito de facturación en línea, sin embargo, supuso un shock para los médicos que trabajan en el sector privado, no sólo por el equipo y la formación necesarios para implantar un sistema de facturación, sino también porque muchos aplican meticulosamente el juramento de los médicos y tratan a los pacientes con humanidad, piedad y sinceridad, buscando una recompensa mayor que los beneficios monetarios. En muchos casos, esto significa ofrecer tratamiento gratuito a pacientes pobres. El "médico de los pobres" es un fenómeno muy extendido en Egipto, pero parece que va a quedar marginado por este nuevo requisito legal.
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Estos médicos se enfrentan ahora a la posibilidad de ser acusados de evasión fiscal simplemente porque no emiten una factura en línea por amabilidad y humanidad hacia sus pobres pacientes, ya que no aceptan ningún pago de ellos. Esto no será aceptado por los recaudadores de impuestos, que generalmente suponen lo peor y asumen que todo el mundo paga por todo. Supondrá una carga añadida para los pobres, que ya no pueden permitirse pagar una asistencia sanitaria adecuada en una sociedad en la que el sector sanitario estatal no da abasto. Olvídense del bombo mediático sobre el nuevo proyecto de seguro de enfermedad, que se ha retrasado cinco años y de momento sólo cubre al 3% de la población egipcia y sólo se aplica en dos pequeñas gobernaciones.
La nueva ley es como una espada en el cuello de todos los médicos, que se ven atrapados entre el martillo de una legislación injusta y el yunque de las necesidades de la sociedad, que los médicos no pueden ignorar porque hicieron un juramento ante Dios y no quieren romperlo. El régimen egipcio fijó el 15 de diciembre como fecha límite para registrarse en la página web de la Agencia Tributaria; a quienes no lo hagan a tiempo les esperan duras sanciones.
Lo que este asunto pone de relieve, aparte de cualquier otra cosa, es que la legislación no debe imponerse sin que antes se celebre un debate exhaustivo entre el gobierno y las partes interesadas vitales de la sociedad, de modo que pueda tenerse en cuenta la opinión de los expertos.
Este artículo apareció por primera vez en Arabi21 el 5 de diciembre de 2022
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