Arabia Saudí no elegirá entre los lazos con Estados Unidos y China y no polarizará a uno u otro, ha insistido el ministro de Asuntos Exteriores del reino.
Tras las cumbres China-Árabe y China-Golfo celebradas esta semana en Riad, en presencia del presidente chino Xi Jinping, el ministro saudí de Asuntos Exteriores, príncipe Faisal bin Farhan, declaró que el reino está "abierto a todos" y que cree en la cooperación "con todos" para lograr intereses mutuos.
"Nosotros [tenemos] asociaciones estratégicas con [muchos] países, incluidos EE.UU., India y China", dijo bin Farhan, subrayando la necesidad de cooperar con la segunda mayor economía del mundo, al tiempo que aseguró que no limitaría la cooperación con la mayor economía del mundo.
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Mientras el presidente Jinping realizaba su histórica visita al reino y cimentaba una serie de acuerdos que fomentaban la cooperación en los campos del petróleo, la energía y la tecnología, muchos analistas predijeron o advirtieron que China ganaría cada vez más protagonismo en el Golfo y en Oriente Medio en su conjunto, regiones que han visto a Estados Unidos como la potencia hegemónica predominante durante las últimas siete décadas.
Estos cambios en la dinámica de poder, así como la tendencia general de Riad a no alinearse con su antiguo aliado, han hecho temer a Washington y a sus responsables políticos que, en un futuro próximo, los dirigentes saudíes den prioridad a la cooperación con Pekín frente a Washington.
Sin embargo, las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores saudí intentan asegurar que no es así. "No creemos en la polarización ni en la selección entre un socio y otro", subrayando que sus políticas "se basan en sus propios intereses". Añadió que "la economía del reino está creciendo rápidamente, y necesitamos a todos los socios... Tenemos intereses mutuos con [ambos], EE.UU. y China, y seguiremos trabajando para conseguirlos".