Los países que más periodistas encarcelan en todo el mundo son Irán, China, Myanmar y Belarús, según el censo penitenciario de 2022 del CPJ.
En la lista de los diez peores carceleros también figuran dos países de la región de Oriente Medio y Norte de África, Egipto, con 21 reporteros en prisión, y Arabia Saudí, con 11.
Journalist imprisonments reach a record high, according to CPJ’s 2022 prison census.
Worst jailers:
#Iran 62 journalists imprisoned#China 43#Myanmar 42#Turkey 40#Belarus 26#Egypt 21#Vietnam 21#Russia 19#Eritrea 16#Saudi Arabia 11https://t.co/k9mSyslgfv pic.twitter.com/Jw0JAT5Pm5— Committee to Protect Journalists (@pressfreedom) December 14, 2022
Tras las presiones de Estados Unidos y el Parlamento Europeo, Egipto ha liberado este año a algunos de sus periodistas, pero ha detenido a otros, según el Comité para la Protección de los Periodistas.
Ahmed Fayez, redactor jefe del diario estatal Akhbar El-Barlman, fue detenido el 10 de noviembre por escribir en Facebook que las autoridades egipcias habían alimentado a la fuerza a Alaa Abdelfattah para mantenerlo con vida mientras estaba en huelga de hambre.
Fayez fue acusado entonces de difundir noticias falsas, utilizar indebidamente las redes sociales para incitar a un delito de terrorismo y pertenecer a una organización terrorista y financiarla.
También en noviembre, las autoridades detuvieron a dos periodistas, Mostafa Moussa y Amr Shnin, en sus domicilios de Alejandría y El Cairo.
En septiembre, las fuerzas de seguridad detuvieron en el aeropuerto de El Cairo a Saad Diab, reportero del diario estatal Al-Ahram, cuando subía a un avión con destino a China.
En Arabia Saudí, los periodistas siguen trabajando tras el asesinato del columnista del Washington Post Jamal Khashoggi, descuartizado en el consulado saudí de Estambul por orden del príncipe heredero Mohammed Bin Salman.
Los medios de comunicación independientes son inexistentes en el reino y los periodistas están sometidos a una fuerte vigilancia cuando trabajan en su país y en el extranjero.
El CPJ también señaló que, aunque en el momento de realizar su censo no había periodistas encarcelados en Qatar por su trabajo, la Copa del Mundo ha arrojado luz sobre la censura y las estrictas leyes de medios de comunicación en el país del Golfo.
Antes del campeonato, el gobierno qatarí prohibió a los equipos de televisión filmar en determinados lugares, como los que albergan a trabajadores inmigrantes, edificios gubernamentales y hospitales.
Human Rights Watch (HRW) ha informado de que los trabajadores inmigrantes y sus familias exigen indemnizaciones a la FIFA y a las autoridades qataríes por las muertes inexplicables ocurridas durante los preparativos del Mundial.