El derrocado presidente de Sudán, Omar Al-Bashir, admitió que fue el principal responsable del golpe de Estado de 1989, relatando los acontecimientos que lo precedieron.
Al-Bashir declaró ayer ante un tribunal de la capital, Jartum, según la televisión oficial sudanesa.
Tras relatar detalladamente los acontecimientos sobre el ambiente previo al golpe, Al-Bashir dijo: "Soy plenamente responsable de los acontecimientos de junio de 1989".
Sin embargo, el presidente, que gobernó Sudán durante casi 30 años, no expresó remordimientos por su gobierno, que fue consecuencia del golpe.
Al-Bashir habló de los logros de su mandato relacionados con el consenso nacional, la paz, la extracción de petróleo y la construcción de infraestructuras.
Añadió: "Invitamos a los líderes de 77 partidos a dialogar tras los sucesos de 1989, con el objetivo de restaurar la paz en el país".
"Prestamos atención a la cuestión de la paz porque es la clave para resolver todos los problemas que sufre el país, y nos esforzamos por conseguirlo".
"Tuvimos grandes éxitos, queríamos servir al pueblo sudanés y nuestro objetivo no era el poder", añadió.
Al-Bashir negó la participación de civiles en la ejecución del golpe de 1989 y declaró: "no conozco a ninguno de los civiles que participaron en las reuniones preparatorias del golpe".
El 30 de junio de 1989, Al-Bashir dio un golpe militar contra el gobierno del primer ministro Sadiq Al-Mahdi, y asumió el cargo de presidente del Consejo de Liderazgo de lo que se conocía como Revolución de Salvación Nacional. Ese mismo año se convirtió en presidente del país.
Al-Bashir ingresó en la prisión central de Kober, al norte de Jartum, después de que el ejército lo destituyera de la presidencia el 11 de abril de 2019, tras tres décadas en el poder. Fue destituido bajo el peso de las protestas populares que denunciaban el deterioro de la situación económica.
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