Las organizaciones humanitarias del noroeste de Siria han advertido de las "consecuencias catastróficas" que tendría el cierre del paso fronterizo de Bab Al-Hawa con Turquía.
En julio, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas renovó una resolución para permitir el flujo de ayuda humanitaria a Siria a través del paso fronterizo, pero sólo durante seis meses.
El paso es la única ruta para que la ayuda llegue a los 4,6 millones de personas que viven en el noroeste de Siria, de las cuales 4,1 millones necesitan ayuda humanitaria.
La ayuda transfronteriza de la ONU a Siria está autorizada por el Consejo de Seguridad y entrega alimentos, mantas, combustible, refugio, agua, medicamentos y vacunas al noroeste de Siria.
El Equipo de Respuesta para Siria ha declarado que si se cierra el paso, más de un millón de personas de 725 campamentos se quedarán sin suministro diario de pan.
El número de hospitales e instalaciones médicas se reducirá primero en un 50% y después en un 80%.
En lo que va de año, ocho centros médicos han sufrido una reducción de la ayuda médica.
Los hospitales han dejado de prestar servicios médicos a los civiles que sufren afecciones cardíacas, respiratorias y ortopédicas.
Desde septiembre de 2022 se ha extendido un brote de cólera en el norte de Siria a causa de los depósitos de agua contaminada.
Desde el 25 de diciembre han muerto 17 personas y se han registrado casi 29.000 casos.
En diciembre, las organizaciones humanitarias pidieron al Consejo de Seguridad de la ONU que renovara la resolución transfronteriza y permitiera el paso de la ayuda durante al menos 12 meses.
Con el aumento de los precios de los alimentos en todo el mundo, la población siria está más desesperada que nunca.
Su situación se ve agravada por el hecho de que estamos en pleno invierno y en la región se esperan tormentas de nieve, inundaciones y bajas temperaturas.
Desde 2014, la ONU ha enviado al noroeste de Siria más de 55.000 camiones de ayuda humanitaria de la que dependen mujeres y niños.