La apertura de una embajada marroquí en Israel está supeditada hasta que Israel reconozca la soberanía de Marruecos sobre el territorio en disputa del Sáhara Occidental, según un informe publicado ayer por Axios.
El informe citaba a cuatro funcionarios israelíes actuales y anteriores que afirmaban que el asunto se había planteado numerosas veces en conversaciones con las autoridades marroquíes en los últimos meses. A pesar de que Rabat ha abierto oficinas de enlace en Israel y se ha comprometido a abrir una embajada en Tel Aviv, se dice que los funcionarios marroquíes han exigido el reconocimiento formal de su soberanía sobre el Sáhara Occidental cada vez que la cuestión es planteada por funcionarios israelíes.
La cuestión del Sáhara Occidental formaba parte del acuerdo de normalización con Israel mediado por Estados Unidos, los Acuerdos de Abraham firmados en 2020. Marruecos se convirtió en el cuarto Estado árabe en firmar el acuerdo después de que el entonces presidente estadounidense Donald Trump accediera a reconocer las reivindicaciones territoriales de Rabat sobre el Sáhara Occidental.
El informe de Axios afirma que durante una visita al reino en junio del año pasado, la entonces ministra de Interior de Israel, Ayelet Shaked, dijo a los medios locales que Tel Aviv reconoce la soberanía marroquí sobre el territorio en disputa. Sin embargo, el Ministerio de Asuntos Exteriores israelí emitió rápidamente un comunicado retractándose de las declaraciones de Shaked, diciendo que "el plan de autonomía de Marruecos para el Sáhara Occidental es un desarrollo positivo".
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Además, el informe afirma que el entonces ministro de Justicia, Gideon Sa'ar, visitó Marruecos varias semanas después y declaró públicamente que el Sáhara Occidental forma parte de Marruecos, pero el ministerio volvió a distanciarse de esta declaración y reafirmó su posición más matizada.
Se ha especulado con que el gobierno marroquí está utilizando la cuestión del reconocimiento como pretexto para retrasar la apertura de una misión diplomática oficial en Israel, debido a las crecientes críticas internas por la decisión de restablecer relaciones con el Estado de ocupación. También se cree que el nuevo gobierno de extrema derecha de Israel, encabezado por el nuevo primer ministro Benjamin Netanyahu, que espera visitar el país norteafricano en los próximos meses, será menos reacio a aceptar las condiciones de Rabat.