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¿Qué solución tiene Túnez?

El presidente tunecino Kais Saied en Túnez, el 21 de julio de 2022 [Yassine Gaidi/Anadolu Agency].

Si se pregunta a los opositores al presidente tunecino Kais Saied cuál es la solución para el país, responderán sin vacilar: Kais Saied debe dimitir. Si se les pregunta cómo lo harán, no tienen una respuesta concreta.

Los partidarios del presidente responderán a la misma pregunta diciendo que debe permanecer en el cargo y sacar adelante al país. ¿Cómo es posible? Tampoco tienen una respuesta concreta.

Si se hace la misma pregunta a los que se autodenominan la "tercera opción" -principalmente la Unión General Tunecina del Trabajo y sus partidarios-, responden que no podemos volver atrás y que no podemos aceptar lo que hizo Saied. ¿Qué significa eso? No tienen respuesta.

Lo irónico es que todo el mundo está de acuerdo en que la situación del país se ha vuelto insoportable y que hay que buscar una solución para sacar a Túnez del callejón sin salida en el que se encuentra desde el 25 de julio de 2021, cuando Saied inició su "golpe contra la Constitución" para hacerse con el control exclusivo del poder legislativo y judicial. Aún más irónico es que el propio Saied dijera recientemente que "esta situación no puede continuar" y que "ya es suficiente". Desde su perspectiva, por supuesto, él y sus partidarios están en el buen camino, y el resto son "traidores, agentes y conspiradores".

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La escena es aún más oscura porque todos se enfrentan a un gran dilema. Los que piden la marcha de Saied insisten en que su lucha es pacífica y no apoyan los llamamientos a un golpe militar ni ningún tipo de violencia. Cuentan con que esta salida sea pacífica como resultado de la ira y las protestas populares. Sin embargo, aunque el pueblo se queja del estancamiento político de Túnez y de las dificultades de la vida cotidiana, no está dispuesto a tomar las calles de todo el país. Y ello a pesar de que la situación actual es peor que la que había cuando salieron a la calle en 2011 para deponer al difunto dictador Ben Ali.

Gran fracaso" en Túnez: sólo un 9% de votantes - Caricatura [Sabaaneh/Monitor de Oriente].

Los partidarios de Saied sufren porque el presidente nunca les proporciona munición con la que discutir con sus oponentes. Al contrario, les ha defraudado, lo que significa que ya no son capaces de defenderle. Por eso la mayoría han ido desapareciendo poco a poco, incluidos los izquierdistas y los nacionalistas extremos, mientras que algunos se han vuelto ahora contra él, dejándole sin más partidarios que unos pocos individuos insignificantes que defienden lo indefendible, burlándose de la política y la justicia. El mayor dilema para estas personas sigue siendo el desprecio, e incluso el desdén, con que Saied las trata; no las valora en absoluto.

En cuanto al grupo que tiene un pie en ambos bandos, ni satisfacen a Saied ni a sus oponentes, por lo que han perdido a ambos. Las críticas a Saied por parte del Sindicato de Trabajadores, punta de lanza de este movimiento, han aumentado, pero él se niega a considerar que lo que hizo en 2021 fue un golpe, y no está dispuesto a dialogar con quienes piensan lo contrario.

En los últimos meses, el sindicato ha intentado ofrecer a Saied un salvavidas para que enmiende algunas de sus políticas, pero él hace caso omiso. Quizá por eso el sindicato ha recurrido a las huelgas en algunos sectores en rechazo del planteamiento económico del gobierno y su marcha atrás en sus compromisos. Siempre ha insistido en que esas huelgas no son políticas y no deben servir a los intereses de los adversarios del presidente. Peor aún es su difamación de los dirigentes anteriores - "las décadas negras"-, a pesar de que fue socio de una u otra forma, al igual que fue socio clave en la destrucción de la economía del país con sus injustas reivindicaciones e innumerables huelgas que convirtieron a algunos de sus dirigentes en "matones" que obstaculizaron más de un proceso de reforma en diferentes sectores y empresas.

Mientras la situación en Túnez siga así, con un presidente testarudo que no se preocupa por nadie, llegaremos a un punto completamente insostenible. Este momento se acerca rápidamente con cada medida adicional adoptada por Saied, como su insistencia en celebrar la segunda etapa de las elecciones parlamentarias a finales de este mes a pesar de la lamentable participación en la primera etapa en diciembre. Convocó las elecciones en contra de los deseos de todos basándose en una ley electoral que él mismo redactó, al igual que la Constitución.

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El enfado de la población va a intensificarse tras su acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que muchos advierten llevará a Túnez a una revolución de los hambrientos sin consignas políticas ni un liderazgo que la contenga. Sólo Dios sabe cuán violenta será o si habrá una intervención exterior para organizar un cambio político en el país. ¿Qué implicará eso y a quién beneficiará? Esa injerencia externa puede producirse en cuanto estalle la revolución, aprovechando la conmoción y el caos, y los "otros" extranjeros empezarán inmediatamente a arreglar las cosas en el país según sus propios deseos. No nos quepa la menor duda; están definitivamente preparados para todas las posibilidades. En ese momento, el pueblo tunecino será un objeto con el que se jugará, aunque podría haber sido el actor principal si hubiera sido lo suficientemente sensato y previsor.

Traducido de Al Quds Al Arabi, 15 de enero de 2021

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

 

 

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