Desde que la situación económica de Egipto se vino abajo en la mañana del once de este mes de enero y el dólar ha superado el nivel de las treinta libras, la prensa occidental sólo habla de un principal sospechoso: el Ejército egipcio.
En el nuevo acuerdo concluido por Egipto y el Fondo Monetario Internacional (FMI), había una condición clara, que es que las empresas del Ejército se retiren gradualmente de la economía egipcia y den más espacio al sector privado para que desempeñe un papel más importante que atraiga inversiones extranjeras y gane divisas. Esto suponía un gran desafío para el propio Al Sisi, que ha permitido que el Ejército penetre en la economía egipcia y saquee de ella donde quiera.
En un importante informe, el consejo editorial del diario británico Financial Times se refirió a la gran responsabilidad que tiene el régimen autocrático de El-Sisi en relación con el colapso de la economía egipcia, atribuyéndolo al hecho de que El-Sisi asumió la gestión de un país que excede sus capacidades.
El diario británico, que es una de las fuentes económicas más importantes del mundo, considera que el Ejército, al que El-Sisi otorgó todos los poderes para monopolizar la economía y controlar sus distintos sectores, se ha convertido en un verdadero lastre y desastre para la economía egipcia. La condición del FMI es clara y no puede dividirse en dos, lo que representa un peligro para El-Sisi y un gran dilema que podría empujar a sus aliados del Golfo a presionarle para que cumpla sus promesas y aleje al Ejército de la economía.
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Desde que la situación económica de Egipto se vino abajo en la mañana del once de este mes de enero y el dólar ha superado el nivel de las treinta libras, la prensa occidental sólo habla de un principal sospechoso: el Ejército egipcio.
En el nuevo acuerdo concluido por Egipto y el Fondo Monetario Internacional (FMI), había una condición clara, que es que las empresas del Ejército se retiren gradualmente de la economía egipcia y den más espacio al sector privado para que desempeñe un papel más importante que atraiga inversiones extranjeras y gane divisas. Esto suponía un gran desafío para el propio Al Sisi, que ha permitido que el Ejército penetre en la economía egipcia y saquee de ella donde quiera.
En un importante informe, el consejo editorial del diario británico Financial Times se refirió a la gran responsabilidad que tiene el régimen autocrático de El-Sisi en relación con el colapso de la economía egipcia, atribuyéndolo al hecho de que Al Sisi asumió la gestión de un país que excede sus capacidades.
El diario británico, que es una de las fuentes económicas más importantes del mundo, considera que el Ejército, al que El-Sisi otorgó todos los poderes para monopolizar la economía y controlar sus distintos sectores, se ha convertido en un verdadero lastre y desastre para la economía egipcia. La condición del FMI es clara y no puede dividirse en dos, lo que representa un peligro para El-Sisi y un gran dilema que podría empujar a sus aliados del Golfo a presionarle para que cumpla sus promesas y aleje al Ejército de la economía.
A lo largo de diez años, la principal narrativa de El-Sisi fue que el Ejército es el salvador, el puerto seguro y una fuerza económica paralela a la economía del Estado. Si el Estado tiene problemas, El-Sisi pide ayuda al Ejército; si desaparece la leche de fórmula para bebés, el Ejército la proporciona; si hay escasez de alimentos, el Ejército consigue un millón de cajas en dos horas; si el Estado necesita poner en marcha un proyecto, no hay nadie más que el Ejército. Y así sucesivamente, hasta el punto de que la gente en Egipto pensaba que existe un Estado llamado el Estado hermano del Ejército egipcio.
Hoy, los egipcios descubren, a través del FMI, que el Ejército es el problema. Hoy, los egipcios leen los informes del Financial Times, Bloomberg, Reuters y CNN, pues todos ellos ponen al Ejército en el banquillo de los acusados. El sector privado ha sido destruido, la inflación ha aumentado, el dólar ha desaparecido, los inversores han huido y los precios de las materias primas se han disparado, mientras que una de las razones más importantes para ello es la interferencia del Ejército en la economía.
Están destruyendo fundamentalmente la narración de Al Sisi. El hombre ha empezado a experimentar un verdadero dilema. Ahora, después de que modificara las leyes y promulgara una nueva legislación que permite a sus oficiales, comandantes y amigos que pertenecen a las Fuerzas Armadas poseer empresas, monopolizar sectores y saquear miles de millones mientras nadie les pide cuentas; al contrario, El-Sisi les ha concedido inmunidad total, les ha eximido de impuestos y les ha protegido del Parlamento y de los medios de comunicación. Después de todo esto, ¿cómo puede informarles y obligarles a renunciar a todas estas ganancias, fondos y empresas, y a mantenerse al margen de la economía?El mayor problema es que el régimen egipcio está obligado a presentar dos estados de cuentas en un año fiscal, según los cuales informa al FMI sobre los procedimientos del régimen y su seriedad para cumplir sus compromisos. En el lenguaje de las cifras, no hay escapatoria a la transparencia y al discurso. El-Sisi no podrá levantar la voz ni ignorar al FMI; de lo contrario, no recibirá el próximo pago del nuevo préstamo, lo que significa no obtener el certificado de confianza del FMI y que los inversores vuelvan a huir.
Con sus fallidas medidas económicas, el régimen egipcio se ha colocado en una situación sin retorno. O se atiene a sus compromisos con el FMI y se enfrenta a la ira del Ejército y al enfado del pueblo por los altos precios y las facturas de la energía, o ignora las condiciones del FMI, lo que significa que, poco a poco, se acerca a la bancarrota y se enfrenta al destino de Líbano y Sri Lanka y, en realidad, no está lejos de ellos.
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Al Sisi está en verdadero peligro y el Ejército en el banquillo de los acusados, y parece que el hombre ha llegado a una encrucijada y al borde del colapso, y la razón, esta vez, es su fracaso económico.
Al Sisi intenta aferrarse a los aliados que le quedan, pero parece que incluso Arabia Saudí le ha levantado la mano, lo que confirmó el ministro saudí de Finanzas, Mohammed Al-Jadaan, en sus declaraciones al margen del Foro Económico Mundial de Davos, cuando señaló el fin del apoyo incondicional directo, y que los países vecinos del Reino deberían dar pasos serios hacia la reforma.
Todos sus aliados le han vendido, le han vendido duramente, y no tiene más remedio que marcharse, ya que podría ser el principio de la salvación de Egipto de su continuo fracaso.
Este artículo apareció por primera vez en árabe en Arabi21 el 20 de enero de 2023
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