En los círculos palestinos se está produciendo un acalorado debate sobre el próximo jefe de la Autoridad Palestina; cómo se elegirá al presidente; cómo será el ambiente cuando esto ocurra; y qué factores influirán en su selección.
No se sabe con certeza si el Presidente Mahmoud Abbas dimitirá y si ello dará lugar a una elección presidencial. Tiene un fuerte control sobre la AP y se esfuerza sistemáticamente por mantener un control absoluto sobre el gobierno. Esto se ve reforzado por su abolición de la independencia efectiva de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y Fatah, así como de la AP; él es el jefe de las tres.
Ninguna de las opciones disponibles -que Abbas dimita voluntariamente, que nombre a su sucesor o que se celebren elecciones presidenciales en vida- está garantizada. Hay que plantearse qué ocurriría en caso de fallecimiento del presidente en funciones.
¿Se elegirá a su sucesor al frente de la AP mediante unas elecciones presidenciales? Las partes que influyen en el proceso de toma de decisiones saben que no se puede garantizar que un resultado electoral produzca una figura que les resulte aceptable. Además, Al Fatah sabe que unas elecciones presidenciales no redundarán en su interés partidista, mientras que los palestinos entienden que su limitada democracia requiere el acuerdo de todas las partes sobre unas elecciones. Al Fatah también lo entiende, y por eso ha mantenido el Consejo Nacional Palestino -el órgano legislativo de la OLP- bajo su control, y el Comité Ejecutivo en sus manos, así como el poder judicial, el Consejo de Ministros y los sindicatos generales. Todos ellos están estructurados en la actualidad de tal forma que impiden la plena participación cívica.
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Esto hará probable que el próximo presidente de la AP sea designado, no elegido. Si ése es el escenario más probable, ¿de qué movimiento saldrá el próximo presidente? Al Fatah no entregará la presidencia de buen grado a ninguna otra facción, grupo o movimiento, y se esforzará por llenar el eventual vacío presidencial posterior a Abbas con uno de los muchos actores del escenario palestino que le resulten favorables.
¿Cómo reaccionarán las demás facciones? No está muy claro, pero los observadores sugieren que Al Fatah mantendrá su alianza habitual con la OLP, mientras que el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) se opondrá a tal nombramiento, aunque no tendrá oportunidad de presentar un candidato alternativo a la presidencia. Así pues, es probable que la cuestión recaiga en Hamás, que se verá obligado a decidir si reconoce a un presidente designado por Al Fatah o busca el apoyo popular para otro candidato. Una crisis de representación ya de por sí compleja se agravará aún más.
¿Existe la posibilidad de que esto desemboque en violencia para determinar el sucesor de Abbas? Personalmente, descarto un conflicto violento en el seno de Al Fatah para designar a un presidente, aunque podría producirse una movilización en el seno del movimiento para permitir el reparto de las cuatro funciones de liderazgo: la dirección de Al Fatah; la presidencia de la AP; la dirección de la OLP; y la jefatura del Consejo de Ministros. Sin embargo, esta movilización no es típica de Fatah y creará conflictos que aflorarán muy pronto en el proceso.
Cabe señalar que la estabilidad en Palestina durante el proceso de sucesión presidencial vendrá determinada por el momento y la forma en que se asignen los puestos de liderazgo, sobre todo si ocurre en vida de Abbas. Las partes externas pueden presionar en este sentido, y encontrarán oídos atentos entre los funcionarios de Fatah.
Un factor importante a tener en cuenta es la influencia de los actores extranjeros en el proceso de toma de decisiones. El influyente marco árabe de Egipto, Jordania y Arabia Saudí estará implicado, en coordinación con Estados Unidos, mientras que este último implicará a Israel.
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Por supuesto, el calibre de los posibles candidatos también es un factor a tener en cuenta. Las figuras prominentes de la actual estructura de Fatah pueden verse reflejadas en la dirección de la AP. Los miembros del Comité Central, por ejemplo, pueden ser considerados por delante de otros en Fatah, como Mahmoud Al-Aloul, Jibril Rajoub y Hussein Al-Sheikh. Una opción más débil podría ser Rawhi Fattouh.
Más allá del Comité Central, el jefe de la Inteligencia General es influyente detrás del jefe de Fatah, y esto se reflejará en quién será el próximo presidente de la AP. Por tanto, es poco probable que surja un candidato de fuera del Comité.
Por último, ¿tiene Marwan Barghouti un papel que desempeñar en la ecuación de liderazgo de Fatah? Actualmente se encuentra en una prisión israelí, por lo que su papel dependerá de la distribución de los cuatro puestos antes mencionados. Sin embargo, en caso de elecciones presidenciales, es casi seguro que será designado candidato. Sin embargo, creo que es poco probable que se celebren elecciones; el próximo presidente será nombrado por una camarilla relativamente pequeña.
Sin embargo, si Barghouti es liberado, la ecuación cambiará y se convertirá en la figura más prominente dentro de Fatah. El lugar en el que sea liberado -si lo es- repercutirá en su fuerza política y en su presencia en el movimiento.
Debemos considerar las opciones si queremos evitar un difícil callejón sin salida. Me inclino por la importancia de reactivar el enfoque democrático para evitarnos un estancamiento en la dirección palestina y una rivalidad inútil por la representación. Por encima de todo, creo que debemos asegurarnos de reformar lo que en estos momentos es una situación poco envidiable e insostenible.
Traducido de Palinfo, 24 de enero de 2023
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