Sorprendentemente, el escritor saudí Turki Al-Hamad, cercano a los círculos de decisión de su país, lanzó un ataque contra la política del régimen egipcio a través de una serie de tuits que publicó en su cuenta de Twitter y de los que se hicieron eco medios de comunicación árabes e internacionales.
El escritor se preguntaba por la situación actual de Egipto -tras compararla con su pasado-, planteando cuestiones sobre el desempleo, las crisis económicas y los dilemas de la sociedad. Dijo que ese país tenía "el cuello atado a cualquier ayuda de aquí o de allá, y es la tierra de la leche y la miel".
A continuación, Al-Hamad comenzó a explicar la situación egipcia, considerando que la cuestión más destacada era "el dominio cada vez mayor del Ejército sobre el Estado, especialmente sobre la economía, de modo que nada pasa en el Estado egipcio si no es a través del Ejército, bajo la supervisión del Ejército y a través de instituciones subordinadas al Ejército y a favor de personas influyentes en el Ejército". En un ataque explícito a la administración egipcia, el escritor mencionó que la segunda cuestión es "la envejecida burocracia que se resiste al cambio, que se erige como un obstáculo ante cualquier inversión económica de éxito, ya sea interna o externa, a pesar de que Egipto es un tesoro inagotable de oportunidades de inversión", según Al-Hamad. Estas declaraciones sin precedentes de un académico partidario del régimen de su país, contra un gran aliado como el régimen egipcio y su Ejército, causaron sensación en muchos periódicos y revistas árabes e internacionales, e incluso yo escuché la noticia por primera vez en la CNN.
Aunque este ataque del escritor saudí contra Al-Sisi y el Ejército egipcio fue el más violento, estuvo precedido por otro, unos seis meses antes, lanzado también por Al-Hamad contra el escritor egipcio Imad Al-Din Adeeb, que escribió un artículo bajo el título "Egipto: ¿Quién compensa la dolorosa factura de la guerra ruso-ucraniana?". Al-Hamad explicó que este artículo era una explotación de los Estados del Golfo, advirtiéndoles de la infiltración de países no árabes de Oriente Medio (es decir, Turkiye e Irán) debido a la ausencia del papel del Golfo en el apoyo a Egipto. Turki Al-Hamad respondió a este artículo diciendo: "Este escritor debería haberse preguntado: ¿Por qué su país (Egipto) no es capaz de resolver sus crisis crónicas por sí mismo en lugar de depender de fulano o mengano?". Dada la relación entre el escritor, considerado de gran valor y peso periodístico en Arabia Saudí, y el príncipe heredero saudí, no se puede decir que el ataque de Turki Al-Hamad al jefe del régimen y al Ejército egipcio sea solo un lapsus o la expresión de un punto de vista individual, sino que son declaraciones y opiniones que circulan en los círculos dirigentes saudíes, lo que indica que ha abandonado su anterior papel de apoyo al régimen de Al-Sisi desde el golpe de 2013, después de que se desesperara por mantenerlo en el poder. Arabia Saudí fue el socio más destacado del Golfo en el bombeo de más de 40.000 millones de dólares al golpista entre 2013-2015. Esta interpretación está fuertemente apoyada por la declaración del ministro saudí de Finanzas, que hizo durante el Foro Económico Mundial de Davos, que incluye el cambio de la forma en que el Reino apoya a los aliados, y que su apoyo será condicional, como dijo: "Solíamos dar subvenciones directas y depósitos sin condiciones y estamos cambiando eso."
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El régimen egipcio ya no es una baza en manos de Arabia Saudí, ni en manos de ninguno de los Estados del Golfo, porque la amenaza islamista que Al-Sisi había utilizado constantemente como espantapájaros para asustar al Golfo ya no existe, tras el éxito de las fuerzas contrarrevolucionarias en frustrar la Primavera Árabe, y la consiguiente caída de los proyectos islamistas que surgieron con las revoluciones de la Primavera Árabe. A ello siguió la persecución y liquidación de los líderes y miembros de los grupos islamistas políticos. Además, el jefe del régimen egipcio no estuvo a la altura de las aspiraciones saudíes para resolver la guerra en Yemen contra los houthis.
No estoy diciendo que Arabia Saudí vaya a retirar completamente la ayuda al régimen egipcio, pero será una ayuda condicional, lejos del apoyo abierto e incondicional del pasado. Este país, junto con sus vecinos del Golfo, se ha centrado desde hace algún tiempo en la compra de activos egipcios, incluidas empresas, agencias, fábricas y terrenos, especialmente tras las condiciones del Fondo Monetario Internacional en relación con el préstamo concedido al régimen egipcio. El FMI anunció que el gobierno egipcio se comprometía a seguir liquidando los activos del Estado en beneficio de sus socios internacionales y regionales (el Golfo) a cambio de una inyección de unos 14.000 millones de dólares.
Arabia Saudí y sus vecinos del Golfo aspiran a comprar activos egipcios, especialmente los del Ejército. Aunque Al-Sisi ha vendido varios activos a Arabia Saudí y a los EAU, sigue teniendo grandes dificultades para convencer a las Fuerzas Armadas egipcias de que vendan activos privados, ya que el Ejército egipcio, que ha pasado a controlar la vida económica, cree que estas empresas, organismos y activos pertenecen únicamente al Ejército, y se consideran entre las líneas rojas que no se pueden traspasar.
En resumen, el apoyo saudí y del Golfo, en general, al régimen de Al-Sisi no será el mismo que antes, debido a la diferente necesidad que tiene ahora en comparación con los años pasados, en los que el pueblo egipcio pagó un alto precio. Esto fue en forma de falta de libertad y la pérdida de su seguridad alimentaria. "La voluntad de Alá siempre prevalece, pero la mayoría de la gente no lo sabe".
Este artículo apareció por primera vez en árabe en Al-Quds Al-Arabi el 29 de enero de 2023
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