Un portaaviones desguazado de 32.000 toneladas de la década de 1960 lleva tres meses flotando frente a las costas de Brasil desde que Turquía le negó la entrada para ser desguazado allí porque el barco oxidado es un peligro para el medio ambiente, informa Reuters.
El portaaviones Sao Paulo de la Marina brasileña había sido remolcado por remolcadores hasta Europa, pero no consiguió pasar el estrecho de Gibraltar y fue devuelto a través del Atlántico.
La Marina ha reconocido que el buque es un riesgo para el medio ambiente y podría hundirse, por lo que no se le ha permitido entrar en puertos brasileños.
Pero los planes de hundir el portaaviones el miércoles en alta mar en aguas brasileñas fueron bloqueados por la fiscalía alegando la amenaza medioambiental que supone, incluido el amianto utilizado para los paneles del barco.
La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, se ha reunido con el ministro de Defensa, José Mucio, para detener el hundimiento del buque, según informó su portavoz.
El portaaviones de la clase Clemenceau sirvió a la Armada francesa de 1963 a 2000 como Foch, con capacidad para 40 aviones a bordo.
La Marina no respondió a las peticiones de comentarios.
Los medios de comunicación brasileños informan de que una empresa saudí llamada Sela Trading Holding Company ha ofrecido comprar el portaaviones abandonado por 30 millones de reales (6 millones de dólares). El representante de la empresa en Brasil no respondió inmediatamente a los mensajes.
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