La islamofobia debe ser reconocida como delito, declaró el viernes un alto funcionario malasio, que pidió una respuesta "más firme" de los países musulmanes ante los incidentes de quema del Corán, el libro sagrado de los musulmanes.
"Todo lo que sea islamófobo puede considerarse un delito. Al igual que el antisemitismo es un delito penal en muchos otros países", declaró a Anadolu Abdul Razak Ahmad, representante especial del ministro de Asuntos Exteriores de Malasia.
"También deberíamos tipificar como delito la islamofobia, especialmente en los países musulmanes", dijo Ahmad, que elogió el papel de Turquía por su firme reacción ante la reciente oleada de quemas de coranes en Europa, que provocó la ira de los musulmanes de todo el mundo.
Refiriéndose a uno de esos intentos en Noruega, en el que las autoridades retiraron un permiso previamente concedido para una quema de Coranes tras una advertencia de Ankara, Ahmad dijo que el episodio demostraba la eficacia de la diplomacia turca.
"Demuestra que el poder blando turco funciona. Y creo que esto es lo que deberíamos hacer: enfrentarnos a estas personas, dialogar con ellas y decirles: 'miren, nos sentimos ofendidos, ésta no es la forma correcta de hacer las cosas y ésta no es una manifestación de una sociedad igualitaria. Y deben dejar de hacerlo'", declaró la Representante Especial para la consolidación de la paz y la lucha contra la islamofobia.
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Ahmad afirmó que Turquía, Arabia Saudí y muy pocos países más han mostrado liderazgo contra la islamofobia.
"Creo que nuestra preocupación por la islamofobia se refiere en realidad a la globalización de la islamofobia, a cómo se ha malinterpretado el islam, a cómo el islam ha sido objeto de odio por parte de personas que tienen una comprensión mínima de la religión. Es una comprensión muy estrecha de la propia religión".
Subrayó la importancia de que Malasia y Turquía colaboren para hacer frente a la islamofobia, que describió como un problema mundial que afecta a la comunidad musulmana.
Occidente tiene que ser realista, subrayó. "La libertad de expresión, la libertad de pensamiento, la libertad de palabra nunca pueden ser a costa de socavar la religión de otras personas, socavar la fe y socavar la coexistencia".
También subrayó que los países islámicos tienen que ser más "receptivos" ante esta cuestión.
"Pueden quemar otros 1.000 o 1 millón de Coranes, pero nunca se podrá eliminar la enseñanza del Islam del corazón y la mente de los musulmanes".
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