En enero de 2021, la organización israelí de derechos humanos B'Tselem declaró que Israel impone el apartheid a la población de la Palestina ocupada, lo que llevó a otras organizaciones a pronunciarse más abiertamente sobre la violencia colonial que sufren los palestinos. Políticamente, la designación de apartheid no está ganando terreno, como demuestra la reciente negativa de la UE a calificar a Israel con la definición jurídica de apartheid reconocida internacionalmente, que se asemeja a un crimen contra la humanidad.
En enero de este año, el responsable de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, respondió a una pregunta parlamentaria formulada en marzo de 2022 por legisladores proisraelíes, basada en el informe de Amnistía Internacional de 2022 sobre las prácticas de apartheid de Israel y en si el informe entraba dentro de la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA). La definición de la IHRA, que no es jurídicamente vinculante, proporciona posibles ejemplos de antisemitismo que básicamente eximen a Israel de cualquier crítica que no sea la que podría "dirigirse contra cualquier otro país". Dado que Israel es una empresa colonial de colonos que desplaza continuamente a los palestinos de sus tierras, la crítica a Israel difiere inevitablemente de la que se hace a otros países.
Sin embargo, Borrell no decepcionó a los sionistas. "La Comisión tiene conocimiento del informe mencionado por Sus Señorías y le está prestando la debida atención", declaró. "En cualquier caso, la Comisión considera que no es apropiado utilizar el término apartheid en relación con el Estado de Israel. Afirmar que la existencia del Estado de Israel es un empeño racista figura entre los ejemplos ilustrativos incluidos en la definición de la IHRA."
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Tras adoptar esta postura, la respuesta de Borrell regurgitó el supuesto compromiso de la UE con el compromiso de los dos Estados, con una nota a pie de página muy clara. Para subrayar aún más la postura política de la UE de no reconocer a Palestina como Estado al afirmar su "compromiso con una solución negociada de dos Estados", Borrell añadió: "Esta designación no debe interpretarse como reconocimiento de un Estado de Palestina y se entiende sin perjuicio de las posiciones individuales de los Estados miembros sobre esta cuestión". La UE utiliza el marco de los "dos Estados" para eludir cualquier tipo de reconocimiento de que Israel impone el apartheid a los palestinos.
Aunque está claro que los crímenes de guerra de Israel son continuos y no episodios aislados de violencia, el planteamiento de la UE consiste en centrarse lo mínimo posible en las atrocidades normalizadas contra el pueblo palestino. El compromiso de los dos Estados ha dado tiempo de sobra a Israel para impulsar sus ambiciones territoriales de controlar lo que queda de Palestina. Si la UE, que se enorgullece de la ilusoria construcción de un Estado en Palestina, sigue valiéndose de la difunta premisa, bien podría admitir, inequívocamente, que el bloque defiende la colonización israelí del territorio palestino y, como resultado de la colonización, el desplazamiento continuo del pueblo palestino.
¿Qué es lo que Borrell considera "inapropiado" de denunciar las políticas de apartheid de Israel? En 2017, Haaretz informó de que el ex primer ministro israelí Ehud Barak había advertido de que el Estado se dirigía hacia una "pendiente resbaladiza de apartheid". Ya en 2010 había hecho una advertencia similar.
Además, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró en diciembre la exclusividad de Israel como Estado judío: "El pueblo judío tiene un derecho exclusivo e inalienable a todas las partes de la Tierra de Israel. El gobierno promoverá y desarrollará el asentamiento en todas las partes de la Tierra de Israel: en Galilea, el Néguev, el Golán y Judea y Samaria". Si Israel se está dotando de políticas de apartheid como de "derecho inalienable", a través de las cuales prevalecerá y finalizará el proyecto de colonización al que la UE se ha mostrado tan parcial, entonces Borrell no debería tener ninguna dificultad en declarar su lealtad. Al fin y al cabo, la supuesta postura pro palestina de la UE se ha revelado en repetidas ocasiones como una farsa fraudulenta.
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