El presidente sirio, Bashar Al-Assad, ha declarado que abrirá otros dos pasos fronterizos para permitir la entrada de ayuda a Siria tras los dos terremotos que devastaron parte del país.
Los dos pasos, Bab Al-Salam y Al Ra'ee, permitirán que fluya más ayuda desde Turquía hacia el noroeste de Siria, inicialmente durante tres meses.
"La apertura de estos pasos fronterizos -junto con la facilitación del acceso humanitario, la aceleración de la aprobación de visados y la agilización de los viajes entre los centros- hará que la ayuda llegue más rápidamente", declaró el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres.
"A medida que sigue aumentando el número de víctimas del terremoto del 6 de febrero, la entrega de alimentos, nutrición sanitaria, protección, refugio, suministros de invierno y otros suministros vitales a todos los millones de personas afectadas es de la máxima urgencia."
Los pasos se cerraron previamente después de que Rusia utilizara su veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para forzar su cierre en 2020.
El resto de la ayuda debía llegar a través de Damasco, pero el gobierno ha permitido muy poca entrada en el territorio controlado por la oposición.
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Antes del terremoto, el único paso fronterizo por el que entraba la ayuda al noroeste de Siria era Bab Al-Hawa. Pero ni siquiera éste funcionó tras los seísmos, ya que la carretera que conduce a él sufrió graves daños a causa de los seísmos, agravados por las fuertes nevadas, por lo que los camiones no empezaron a llegar hasta el jueves.
Los residentes afirman que la ayuda que llega no es ni de lejos suficiente, dada la magnitud del desastre, que ha dejado sin hogar a más de cinco millones de personas en todo el país y a casi un millón necesitadas de comida caliente.
Grupos de voluntarios de cada una de las ciudades afectadas se unieron a los equipos de Defensa Civil de Siria para buscar supervivientes, pero más de una semana después de los terremotos han declarado que están dando por concluidas las operaciones de búsqueda y rescate y de recuperación de cadáveres.
El número de víctimas mortales en el noroeste de Siria y el sur de Turquía asciende a casi 40.000, de las cuales 5.714 en Siria, y aún se están recuperando más cadáveres; según la ONU, es probable que supere los 56.000.