La Unidad de Investigación de Radio France, en colaboración con el Consorcio Historias Prohibidas, ha revelado que una empresa israelí dirigida por antiguos miembros del ejército y de los servicios de inteligencia es responsable de importantes campañas de desinformación. La revelación está relacionada con el caso del periodista marroquí Rachid M'Barki, de BFMTV.
M'Barki fue suspendido hace un mes por la cadena por estar expuesto a "influencias externas" y presentar en directo contenidos informativos "no sometidos a la verificación o el examen habituales" en su informativo nocturno. La propia investigación de la cadena pretende averiguar si M'Barki actuó solo, identificar por qué no se siguieron las políticas y procedimientos para comprobar la producción, y determinar si las imágenes emitidas "procedían del extranjero".
El veterano periodista, de 54 años, se incorporó a BFMTV como presentador principal en 2005. Reconoció "interferencias" y la posibilidad de un error de perspectiva que le llevó a "favorecer a un amigo". Fue suspendido el 11 de enero por el director de la cadena, Marc-Olivier Fogiel, tras ser advertido de la posibilidad de que se emitieran noticias tendenciosas. La advertencia procedía del periodista Frédéric Métézeau, que trabajaba en la unidad de investigación de Radio France, en el marco de una investigación más amplia con el consorcio.
Pero el punto de partida en este caso no está en Francia, sino en Israel. Durante varios meses, Métézeau y Gore Megiddo, periodista de investigación del diario israelí The Marker, y Omer Benjakob, de Haaretz, se infiltraron en un grupo especializado en influencia, manipulación electoral y desinformación.
La organización no tiene existencia legal, aunque dispone de oficinas operativas. Es imposible entrevistar a nadie debido a la desconfianza reinante en la prensa y a lo delicado de las actividades que se llevan a cabo. Los empleados se presentan como antiguos oficiales del ejército y de los servicios de inteligencia israelíes, o expertos en información financiera, asuntos militares, guerra psicológica o medios de comunicación social. Los periodistas de investigación se presentaban como "consultores independientes" por encargo de un cliente africano que quería influir en las elecciones de su país.
LEER: Argelia, Marruecos y la trampa francesa
"Los clientes a menudo no quieren que aparezcamos", afirma un directivo de un grupo israelí. "Preferimos permanecer entre bastidores, esto es lo que nos hace fuertes. Somos activos en todos los continentes. Hemos intervenido en 33 campañas electorales a nivel presidencial, dos tercios de ellas en países anglófonos y francófonos de África". Sólo se mantienen al margen de tres áreas, añadió un colega: la política nacional estadounidense, Rusia e Israel.
La desinformación a través de Internet es el núcleo de la actividad del grupo. Ha desarrollado una plataforma digital que permite crear perfiles falsos en las mayores redes sociales y que ha vendido a varios servicios de inteligencia nacionales. El sistema puede crear avatares de personas que no existen pero que tienen presencia real en Internet e intereses fiables. Estos perfiles falsos publican sus "opiniones" con la esperanza de influir al máximo en Twitter.
A principios de enero, el sistema explotaba 39.213 perfiles falsos diferentes, que pueden revisarse como una especie de catálogo. Abarcan todas las razas, nacionalidades y sexos, y utilizan fotos de personas reales tomadas de Internet; los apellidos de los perfiles se guardan en una base de datos.
Al parecer, los periodistas son "reclutados" en los principales medios de comunicación internacionales. Un vídeo del 19 de septiembre del año pasado mostraba a Rachid M'Barki hablando de las dificultades a las que se enfrenta el sector de los yates en Mónaco tras las sanciones impuestas a los oligarcas rusos. Una vez difundidas, fueron editadas y difundidas ampliamente en Twitter por el grupo con la intención de desacreditar las sanciones impuestas a Rusia.