La salud mental y el bienestar de siete millones de niños corren peligro durante años tras los devastadores terremotos de la semana pasada en Turquía y Siria, ha advertido Save the Children, que ha añadido que algunos muestran signos de angustia aguda, como pesadillas, agresividad o retraimiento.
Los seísmos han afectado a unos 23 millones de personas, muchas de las cuales han visto morir a sus amigos y familiares ante sus ojos. Otros han quedado sepultados bajo los escombros de sus casas derrumbadas. Muchos siguen sin tener un lugar seguro al que ir.
Los niños que han sufrido acontecimientos extremadamente angustiosos o estrés repetido tienen más probabilidades de sufrir secuelas duraderas durante meses o incluso años, a menos que se proporcione urgentemente más apoyo psicosocial y de salud mental junto con la ayuda humanitaria.
Aiida, psicóloga que trabaja para Save the Children, afirma: "en estos casos, los niños corren el riesgo de desarrollar dificultades de salud mental, sobre todo porque hubo varios sucesos uno tras otro, terremotos con réplicas continuas, sin periodo de recuperación".
"A largo plazo, esto puede repercutir en muchos aspectos de la vida del niño, como dificultades de aprendizaje, concentración y rendimiento escolar. Un niño que ha experimentado sucesos que ponen en peligro su vida puede seguir centrado principalmente en sentirse seguro y funcionar en modo supervivencia, lo que también podemos llamar una respuesta de huida, lucha o congelación."
Tras 12 años de conflicto y crisis económica, las necesidades de salud mental en Siria ya eran importantes antes de los terremotos. Según datos de la ONU de diciembre de 2022, casi la mitad de los niños encuestados mostraban signos de angustia psicológica, y el 26% de los hogares declararon que la razón por la que sus hijos no querían ir a la escuela era porque se sentían deprimidos, infelices o carecían de motivación.
El hecho de que los terremotos y las sacudidas se produjeran cuando la gente estaba en sus casas por la noche aumentó su sensación de miedo.
En el caso de los niños pequeños, se está observando un aumento del aferramiento y la ansiedad ante la separación, con niños que necesitan dormir junto a sus cuidadores por la noche y permanecer junto a ellos durante el día, advirtió la organización benéfica. "La sobreexposición a noticias e imágenes angustiosas que circulan por las redes sociales también está influyendo en los niveles de estrés de los niños, especialmente entre los adolescentes".