Médicos Sin Fronteras ha hecho un llamamiento urgente para ayudar a la población del noroeste de Siria, millones de personas que se han quedado sin hogar tras los mortíferos terremotos del 6 de febrero.
Muchos duermen ahora en tiendas de campaña, escuelas, pabellones deportivos, coches o mezquitas, y otros siguen a la intemperie.
Ayer, MSF envió 14 camiones llenos de tiendas y kits de invierno para aislarlos del frío a través del paso fronterizo de Hammam.
La organización benéfica ha pedido "el aumento inmediato" de la ayuda, en particular de refugios, agua, equipos de saneamiento y suministros médicos, que se necesitan con urgencia.
La cantidad de ayuda que pasa al noroeste de Siria no ha alcanzado el nivel que entraba antes de que se produjera el terremoto, según la organización benéfica médica.
La ayuda de la ONU al noroeste de Siria se retrasó después de que el terremoto dañara la carretera que conduce al paso fronterizo de Bab Al-Hawa, que era entonces la única entrada de ayuda a las provincias septentrionales, la última zona del país controlada por la oposición.
El gobierno sirio, respaldado por Rusia, lleva muchos años restringiendo el acceso de la ayuda a las zonas que no están bajo su control.
Sin embargo, la mayoría de los 4,5 millones de personas que viven en las provincias septentrionales ya dependen de la ayuda para sobrevivir.
Se ha confirmado la muerte de más de 46.000 personas, 4.500 de ellas en el noroeste de Siria. Más de 9.000 edificios han quedado parcial o totalmente destruidos.
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