Las resoluciones de la ONU sobre Palestina son inútiles. Sin embargo, la marcha atrás de la Autoridad Palestina en el proyecto de resolución que se iba a presentar al Consejo de Seguridad de la ONU para condenar la reciente expansión de los asentamientos israelíes es más preocupante. Como es bien sabido, la AP aceptó escasas concesiones y accedió a iniciar conversaciones para reanudar la coordinación en materia de seguridad, a cambio de detener su esfuerzo ante el CSNU.
En su lugar, la AP optó por una declaración presidencial sobre el asunto, que fue aprobada por todos los miembros del CSNU y que recuerda "la obligación de la Autoridad Palestina de renunciar al terror y enfrentarse a él". Lo cual, hablando claro, es un mensaje para que la AP continúe su persecución de las personas asociadas a la resistencia anticolonial o que participan en ella.
Ni la resolución ni la declaración presidencial habrían conseguido nada en cuanto a los derechos políticos del pueblo palestino. Sin embargo, la AP se ha retratado, una vez más, como completamente en deuda con Estados Unidos e Israel. La comunidad internacional no tiene nada que objetar a esta dinámica. Como resultado, cualquier esfuerzo internacional, seguido o retrocedido, sólo consolida el apoyo a los planes de colonización de Israel.
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Y la AP está de acuerdo con la peligrosa farsa. "Estamos muy contentos de que el Consejo de Seguridad haya emitido un mensaje muy firme y unánime contra la medida ilegal y unilateral [de Israel]", declaró a la prensa el enviado palestino ante la ONU tras la sesión. No se menciona el hecho de que Estados Unidos suministra 3.800 millones de dólares anuales a Israel para que aplique sus prácticas coloniales de apartheid, lo que convierte en intrascendente cualquier resolución o declaración presidencial, ya que ninguna está respaldada por medidas punitivas para Israel.
Cuando la AP se pronuncia contra el juego de espera que la ONU emplea contra los palestinos, finge desconfianza. Sin embargo, la AP consiente fácilmente la táctica, manteniendo a los palestinos encadenados al goteo de concesiones y ayuda financiera que se suman a la traición de la expansión colonial de Israel.
Además, como resultado de sucumbir a la presión estadounidense sobre el proyecto de resolución, la AP ahora también aceptará el plan de seguridad estadounidense para Yenín, que conducirá a una mayor opresión de los palestinos que participan en la resistencia, bajo el pretexto de recuperar el control. En otro giro esperado, la AP de repente ya no tiene preocupaciones sobre el plan, que expresó durante la visita del Secretario de Estado estadounidense Antony Blinken a la Cisjordania ocupada a finales de enero de este año
Los trucos de la AP en la ONU están perjudicando a los palestinos en su propio país, pero la AP prefiere esta disonancia a establecer una narrativa política que afirme los derechos del pueblo palestino. No hay coherencia entre las declaraciones pronunciadas a nivel internacional, supuestamente condenando a Israel, y la realidad sobre el terreno a la que se enfrentan diariamente los palestinos. La dependencia de la AP de la coordinación de la seguridad con Israel y el paradigma humanitario para la ayuda de los donantes es lo que constituye la premisa del apoyo internacional a Palestina. Sin embargo, apoyar a la AP dista mucho de apoyar al pueblo palestino. Si se hubiera presentado la resolución, habría seguido siendo intrascendente. Pero el constante incumplimiento de la palabra dada por la AP debe ser denunciado como una traición.
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