Al menos 43 inmigrantes han muerto tras naufragar su embarcación frente a las costas de la región de Calabria, en el sur de Italia, según han informado las autoridades este domingo, informa Reuters.
Unos 80 inmigrantes han sobrevivido al naufragio, según los guardacostas italianos, pero las autoridades temen que el número de muertos aumente, ya que la embarcación transportaba a unas 200 personas.
La mayoría de los cadáveres fueron hallados en las costas de Steccato di Cutro, un centro turístico de la provincia de Crotone, mientras que otros pocos fueron rescatados del agua, según informaron los equipos de rescate.
La embarcación, en la que viajaban inmigrantes procedentes de Irán, Pakistán y Afganistán, chocó contra las rocas en medio de un mar embravecido, según la prensa italiana.
La tragedia se produce pocos días después de que el gobierno de extrema derecha dirigido por la primera ministra Giorgia Meloni aprobara en el Parlamento una nueva y controvertida ley sobre el rescate de inmigrantes.
Meloni expresó su "profundo dolor por las numerosas vidas humanas truncadas por los traficantes de seres humanos", señalando que "es criminal botar una embarcación de apenas 20 metros de eslora con hasta 200 personas a bordo y con unas previsiones meteorológicas adversas".
El Mediterráneo: un mar de sangre
Subrayó que el Gobierno "está empeñado en impedir las salidas, y con ellas el desarrollo de estas tragedias, y seguirá haciéndolo, en primer lugar exigiendo la máxima colaboración de los Estados de salida y de origen".
El ministro del Interior italiano, Matteo Piantedosi, afirmó que la última tragedia "demuestra que es absolutamente necesario luchar con firmeza contra la inmigración irregular, manejada por contrabandistas sin escrúpulos que, para enriquecerse, organizan estos viajes improvisados, con embarcaciones inadecuadas y en condiciones prohibitivas".
Llamó a avanzar con cualquier posible "iniciativa para bloquear las salidas y evitar que se fomenten los cruces".
Meloni, líder del partido antimigrantes Hermanos de Italia, ganó las elecciones nacionales del pasado septiembre prometiendo detener el flujo de inmigrantes que llegan a las costas italianas.
La nueva ley impulsada por el gobierno de Meloni obliga a las embarcaciones de ayuda a los migrantes a realizar un solo intento de rescate cada vez, lo que, según los críticos, corre el riesgo de aumentar el número de ahogados en el Mediterráneo central, la travesía más peligrosa del mundo para las personas que buscan asilo en Europa.