La candidata republicana estadounidense a la presidencia, Nikki Haley, ha prometido dejar de proporcionar dinero a los "países que odian a Estados Unidos" si es elegida, apuntando en particular a los que condenaron la decisión de Estados Unidos de trasladar su embajada en Israel de la capital, Tel Aviv, a Jerusalén.
En su intervención en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) celebrada esta semana en Washington DC, Haley -antigua embajadora de la administración Trump ante Naciones Unidas- recordó su reacción ante la votación masiva en la Asamblea General de la ONU contra el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel allá por diciembre de 2017.
"Entonces, tomé nombres. Fui a mi oficina e hice que mi personal reuniera una lista", dijo a CPAC, refiriéndose a los 128 países que votaron en contra de la moción radical. "Hicieron una lista de los 193 países. En la segunda columna, quería que dijeran el porcentaje de veces que votaron con Estados Unidos y contra Estados Unidos. Y luego quería que la última columna mostrara cuánta ayuda exterior les dimos".
"¿Adivinen qué? Damos miles de millones de dólares cada año a países que socavan a Estados Unidos todos los días", dijo, afirmando que "nos apuñalan por la espalda y luego se dan la vuelta y tienen la mano tendida queriendo dinero." Haley acusó a algunos países de apoyar incluso a "terroristas que intentan matar a nuestras tropas", aclarando que "estamos dando ayuda exterior a Pakistán, Irak, los palestinos e incluso a Cuba y China comunistas".
El presupuesto anual de ayuda exterior de EE.UU. asciende a decenas de miles de millones de dólares asignados a determinados países, ya sean aliados o naciones en desarrollo en general. Bajo la promesa de Haley, como empezaba a ser el caso bajo la administración Trump, esa ayuda exterior estaría cada vez más condicionada al apoyo a las políticas y posiciones de Washington.