Sin la participación de China en los esfuerzos conjuntos de reestructuración de la deuda, no es posible aliviar rápidamente la carga de muchos países endeudados. Sin embargo, aunque no sea imposible, se trata de una tarea difícil.
Algunos pueden pensar que el impago de la deuda de Sri Lanka es un problema lejano en una tierra distante. Sin embargo, esto dista mucho de ser así por muchas razones. Dado que afecta a la seguridad alimentaria y a las necesidades básicas, la protección de los derechos humanos fundamentales de las personas debe preocuparnos a todos. En Sri Lanka, uno de cada tres hogares sufre inseguridad alimentaria y la gente lucha por conseguir medicamentos esenciales, tan básicos como los analgésicos. La inestabilidad política agrava la situación.
Además, Sri Lanka debe dinero a muchos acreedores, entre ellos inversores institucionales estadounidenses y europeos, el Banco Asiático de Desarrollo, el Banco Mundial, China y Japón. Estos acreedores no están recibiendo su dinero de vuelta y, por lo tanto, no pueden proporcionar crédito a otros países necesitados.
Por último, una crisis de deuda en un país determinado puede descontrolarse y afectar a todo el sistema financiero. Recordemos cómo la crisis de la deuda griega afectó a la Unión Europea (UE), a Estados Unidos y a varios otros países. Este riesgo también se aplica a Sri Lanka.
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Echar una mano a Sri Lanka
Algunas de las razones mencionadas llevaron al Fondo Monetario Internacional (FMI) a intervenir. En septiembre de 2022, el FMI llegó a un acuerdo a nivel de personal con Sri Lanka, por el que le proporcionaba una financiación de unos 2.900 millones de dólares. Dicha financiación estaba destinada a restablecer la estabilidad financiera y económica del país. Sin embargo, el FMI condicionó la financiación a recibir garantías financieras de los acreedores oficiales de Sri Lanka. En marzo de 2023, todos los principales acreedores de Sri Lanka, incluida China, dieron garantías de financiación al país. Por tanto, el préstamo será examinado por el Directorio Ejecutivo del FMI, lo que constituye una gran noticia para que Sri Lanka haga frente a su impago.
Pero Sri Lanka es sólo un país que atraviesa problemas financieros. Se calcula que alrededor de una quinta parte de los países de renta baja sufren ya dificultades de endeudamiento, y que la mitad de los países de renta baja corren peligro de sufrirlas. Esto significa que el riesgo para el sistema financiero es mayor de lo que se pensaba. Esto también significa que los países y las instituciones financieras deberían, sin demora, actuar en colaboración para solucionar los problemas de angustia e insostenibilidad de la deuda. En otras palabras, los gobiernos y las instituciones financieras deben ir más allá de las disputas geopolíticas y encontrar la manera de crear un foro de debate sobre la reestructuración de la deuda que funcione y que debe incluir a China, uno de los principales acreedores.
China: Un actor clave para salvar a muchos
China es un acreedor importante, lo que muchas naciones subdesarrolladas agradecen porque Pekín impone condiciones menos estrictas que otros acreedores, incluido el FMI. Además, China concede préstamos más rápidamente que otros acreedores. Por ello, China es uno de los principales acreedores de varios países africanos. Muchos de estos últimos están al borde de la quiebra.
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Por ello, China debería formar parte de un foro que funcione y en el que colaboren los principales acreedores, incluidos los miembros del Club de París. Pero este objetivo es difícil y ya se ha intentado en vano. Por ejemplo, el Marco Común para el Tratamiento de la Deuda del G20 adoptó un plan similar. Países como Zambia, Ghana y Chad solicitaron formar parte del marco. Sin embargo, este grupo resultó ineficaz y disfuncional, ya que sus miembros tenían poco en común. En consecuencia, no pudieron aplicar las decisiones que acordaron.
Un problema similar podría volver a surgir en los foros de colaboración que incluyan a China. La reticencia de Pekín a cooperar y revelar las condiciones de sus préstamos complicará las cosas. Los distintos enfoques de los acreedores sobre la reestructuración de la deuda, como las amortizaciones y las prórrogas de los vencimientos, son otro problema persistente.
¿Hay una luz al final del túnel?
Aún así, hay esperanza. China y otros acreedores consiguieron colaborar de algún modo en el proceso de reestructuración de la deuda de Zambia. Lo mismo está ocurriendo ahora con Sri Lanka. Esto demuestra que los acreedores pueden beneficiarse de las experiencias de Zambia y Sri Lanka y llevar a cabo el proceso de reestructuración de la deuda de forma coordinada, oportuna y eficaz. De lo contrario, las personas que viven en esas naciones sufrirán profundamente, y quienes mantienen estrechas relaciones con ellas también, lo que desestabilizará el sistema y pondrá en peligro la economía mundial.
En una economía mundial integrada, no existe ningún problema lejano en una tierra distante. Por lo tanto, todos deberíamos estar preocupados, y los principales acreedores no deberían dudar en tomar medidas rápidamente para facilitar los procesos de reestructuración de la deuda.
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