El presidente egipcio, Abdel Fattah Al-Sisi, ha despilfarrado enormes sumas de dinero en un momento en que los egipcios se mueren de hambre, según un análisis del diario israelí Haaretz. El periódico señalaba: "Egipto necesita una entrada rápida y masiva de dólares, y está tratando de reclutar inversores - que no tienen ninguna prisa por venir, y no sólo debido a la incertidumbre monetaria".
El análisis de Haaretz afirmaba: "Sisi puede afirmar con razón que él y su gobierno no tienen la culpa de la crisis mundial que ha sacudido la economía egipcia, pero cuando dirige enormes sumas a proyectos extravagantes como la nueva capital administrativa, cuyo coste se estima en 85.000 millones de dólares, o la electrificación de los trenes y la ampliación del metro con un coste de miles de millones de dólares, no es de extrañar que los inversores y las instituciones financieras se muestren escépticos y preocupados por la posibilidad de que Egipto no pueda hacer frente a los pagos de su deuda, que está a punto de alcanzar el 95% de su producto interior bruto."
Señaló que el plato koshary, una mezcla de arroz, pasta, cebollas fritas, ajo y lentejas, siempre ha sido el alimento de los trabajadores y estudiantes pobres y trabajadores, pero el koshary se ha convertido recientemente en un lujo, ya que su precio se ha triplicado.
Después de que Al-Sisi pidiera al pueblo egipcio que boicoteara los alimentos que se habían vuelto demasiado caros, justificó la difícil situación diciendo que su gobierno no era responsable de la crisis económica. En su lugar, indicó que se trataba de una "crisis global", refiriéndose a la guerra en Ucrania, y añadió: "El pueblo egipcio tiene la conciencia necesaria para soportar estas condiciones".
También se ha cuestionado el precio desorbitado del pescado, ya que el precio del kilo de salmonete ha alcanzado las 110 libras (unos 3,50 dólares), mientras que el Ministerio de Agricultura afirma que la producción pesquera del país cubre el 85% del consumo interno.
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