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20 años después de la invasión de Irak

El primer ministro iraquí Mohammed Shia' Al Sudani (dcha.) se reúne con el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres (izq.), durante una visita oficial en Bagdad, Irak, el 01 de marzo de 2023 [Oficina de prensa del primer ministro iraquí - Anadolu Agency].

¿Cuáles son las consecuencias de la guerra de Irak para Estados Unidos?

La credibilidad internacional de Estados Unidos quedó gravemente dañada porque la invasión se llevó a cabo con el pretexto del programa de armas de destrucción masiva (ADM) de Sadam Husein, que resultó ser inexistente (como muchos observadores contemporáneos sabían y predijeron, de forma similar al sabio ciego Tiresias, en un vano intento de advertir al Edipo Rey estadounidense). Los horrores subsiguientes de la invasión, como el enorme número de muertes de civiles, la tortura en la prisión de Abu Ghraib o el continuo desorden político y social que Estados Unidos se mostró incapaz de remediar, socavaron aún más la posición internacional de Estados Unidos. En última instancia, Estados Unidos perdió su autoridad moral al tiempo que enseñaba a otros a llevar a cabo modernas campañas mediáticas destinadas a conseguir el apoyo de la opinión pública a la acción militar contra sociedades extranjeras. Los oficiales estadounidenses nunca tuvieron que rendir cuentas por la invasión, pero algunos soldados sí lo hicieron por las atrocidades cometidas.

A nivel nacional, la consecuencia más directa para Estados Unidos fueron miles de soldados muertos y cientos de miles de veteranos heridos o traumatizados permanentemente. A pesar del amplio consenso surgido en los últimos veinte años sobre el hecho de que la invasión fue un error desastroso, muchos responsables políticos y expertos estadounidenses no han comprendido el error o han sacado conclusiones erróneas mientras intentaban evitar la misma situación o conseguir beneficios políticos a corto plazo apelando al tradicional aislacionismo estadounidense. Más allá de los costes militares y políticos, Estados Unidos también gastó billones de dólares en la invasión y sus secuelas, mientras muchos ciudadanos estadounidenses seguían sufriendo pobreza, educación y sanidad inadecuadas e infraestructuras en decadencia.

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¿Cómo afectó política y geográficamente a Oriente Próximo?

Todos los países de la región se vieron afectados de algún modo por los resultados de la invasión, que se propagaron en forma de poblaciones de refugiados o de turbulencias políticas y económicas. Algunos países, como Turquía, experimentaron ambas cosas. El descontento general con la invasión de Irak y el comportamiento de los funcionarios, soldados y "contratistas" estadounidenses arraigó el sentimiento antiestadounidense en toda la región.

El resultado más importante fue la nueva influencia de Irán en el Irak posterior a Sadam, que proporcionó a Teherán una conexión terrestre directa con Siria y un mayor prestigio para las poblaciones chiítas y alauitas de toda la región. Sin embargo, la retórica democratizadora de la Administración de George W. Bush, que se desplegó como justificación ex post facto una vez que no aparecieron las armas de destrucción masiva, también dio un impulso a largo plazo a los sentimientos democráticos en muchas sociedades árabes. Se trata de un factor adicional que contribuyó a desencadenar los movimientos de la Primavera Árabe y la consiguiente evolución sociopolítica.

El mayor perfil y actividad de Irán intensificó sus rivalidades regionales con países como Arabia Saudí e Israel, lo que acabó provocando el colapso político de Yemen y los diversos ataques asimétricos de Israel contra múltiples objetivos iraníes, tanto en Irán como en Siria. Los errores de la política estadounidense tras la invasión allanaron el camino para la aparición de grupos extremistas, como Daesh.

La eventual toma de conciencia estadounidense de que invadir Irak fue un error indujo a la Administración Obama a no asumir mayores cargas en Siria, lo que, a su vez, abrió la puerta a la implicación directa de Rusia allí. Posteriormente, Rusia amplió paso a paso su asociación con el régimen iraní, se convirtió en el verdadero responsable de la toma de decisiones en Siria y, por primera vez, abrió un frente meridional contra Turquía, miembro de la OTAN. La misma preferencia de la Administración Obama también dio lugar a la formación de la alianza entre Estados Unidos y el PKK (bajo la apariencia de "Fuerzas Democráticas Sirias").

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¿Qué nos depara el futuro?

Aunque Irak goza ahora de cierta estabilidad política y económica, la democracia, el funcionamiento de las instituciones gubernamentales y la cohesión política interna siguen siendo sólo espejismos lejanos. Dado que algunos actores internacionales, como la Liga Árabe, están rehabilitando lentamente el régimen de Damasco, la capacidad de Irán para influir en los acontecimientos en Irak y Siria seguirá siendo un elemento importante en los cálculos políticos regionales. Del mismo modo, la iniciativa respaldada por China de restablecer las relaciones entre Riad y Teherán, si resulta viable, confirmará a Irán como el beneficiario más duradero de la principal catástrofe política de la Administración de George W. Bush. La ampliación de la estatura iraní implica también que la huella regional de Rusia seguirá siendo grande.

Dentro de cincuenta años, la invasión estadounidense de Irak aparecerá probablemente ante los historiadores como la decisión que marcó el declive permanente de la estatura y la capacidad de Estados Unidos para influir en los acontecimientos del Mediterráneo Oriental. Francamente, la aparición de un liderazgo político estadounidense que pudiera mostrar la capacidad, la perspicacia política y la voluntad de resucitar la influencia estadounidense en la zona parece remota y poco realista. Muchos funcionarios y expertos estadounidenses siguen ciegos ante la realidad, pero el aumento del prestigio regional de Irán y Rusia, y ahora la entrada de China como gestora de la resolución de conflictos regionales, son acontecimientos que se remontan a la decisión arrogante de la Administración de George W. Bush de invadir Irak con falsos pretextos.

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Por último, la invasión estadounidense de Irak tuvo efectos profundos y duraderos en las relaciones entre Estados Unidos y Turquía. Se pueden mencionar muchos incidentes relacionados, pero la formación de la asociación entre EE.UU. y el PKK, otro profundo error que tiene sus raíces en la invasión estadounidense de Irak, seguirá arruinando las relaciones entre los dos Estados hasta que los funcionarios estadounidenses pongan fin a su insistencia en cooperar con una organización que la ley estadounidense designa como terrorista.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

 

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