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El acuerdo entre Arabia Saudí e Irán inquieta y preocupa a Israel

El alto funcionario de seguridad de Irán, Ali Shamkhani (d), el ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi (c), y Musaid Al Aiban, asesor de seguridad nacional de Arabia Saudí, posan para una foto después de que Irán y Arabia Saudí acuerden reanudar sus lazos diplomáticos tras varios días de deliberaciones en Pekín, China, el 10 de marzo de 2023 [Ministerio de Asuntos Exteriores de China].

El acuerdo para reanudar las relaciones entre Riad y Teherán no era sólo un asunto que concernía a los dos países, o que contribuía a beneficiar a la región; para Israel era tan importante como un asunto interno. Todos los responsables políticos, partidistas y mediáticos israelíes hablaban de las repercusiones de dicho acuerdo, que pone fin al aislamiento que Tel Aviv intentó crear en torno a Irán; un aislamiento que Netanyahu anunció que intentaría mantener una vez que volviera al cargo de primer ministro.

Sin embargo, lo ocurrido hace unos días, con mediación china, significa que la alianza que Israel y Estados Unidos intentaron crear contra Teherán se está debilitando.

Tel Aviv y Washington han estado trabajando para construir una estructura regional basada en la cooperación en materia de inteligencia, seguridad y economía con los Estados del Golfo, que culminó con los acuerdos de normalización. Sin embargo, nunca alcanzaron el premio final: Que Arabia Saudí aceptara mantener lazos con Israel. Esto culminó con la negativa de Riad a conceder visados de entrada a una delegación israelí invitada a una conferencia de las Naciones Unidas.

El acuerdo entre Arabia Saudí e Irán también recuerda a Israel el tradicional apoyo de China a los palestinos, sin que Pekín sea enemigo de Israel.

Desde el punto de vista israelí, este acuerdo es un intento chino de calmar la ira iraní resultante de la denuncia de su política nuclear. Esto significa que Pekín busca el equilibrio entre los árabes e Irán. Dicen que nadie puede bailar en dos bodas al mismo tiempo, pero parece que los chinos sí pueden -y durante bastante tiempo- hasta que la música pare en una de ellas, o en ambas.

La principal preocupación de China es la lucha contra Estados Unidos, que se ha convertido en una guerra fría. Israel debe darse cuenta de que su imagen de país en crisis animará a China a aumentar su apoyo a sus enemigos, porque también son enemigos de Estados Unidos, e Israel probablemente pagará un precio superior al del enfrentamiento chino-estadounidense.

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Pero el regreso de Irán desde los márgenes se produjo cuando proporcionó a Rusia aviones no tripulados para ayudarla en su guerra en Ucrania. Esto se produjo tras una cumbre chino-iraní en la que se firmaron numerosos acuerdos de cooperación, algunos de los cuales afectan a la seguridad tecnológica de Israel.

El reciente acuerdo para poner fin a las hostilidades con Arabia Saudí convierte a Irán en un actor geopolítico continental, que trasciende las fronteras de Oriente Próximo y le permite beneficiarse de las tecnologías que supuestamente China prometió proporcionarle, como el acceso a sus grandes satélites espía. Esto plantea serias dudas sobre la seguridad nacional de Israel.

En lugar de dar una respuesta adecuada, los partidos israelíes están utilizando el acuerdo saudí-iraní como una nueva arma para intercambiar golpes entre los dos campos rivales de la Knesset. Esto recuerda la observación del Secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger de que "Israel no tiene política exterior, sólo política interior". Esta falta de política exterior también se manifiesta en su incapacidad para formular una política organizada a largo plazo y para tomar decisiones críticas cuando se trata de cuestiones graves como el programa nuclear iraní y el futuro de las relaciones con los palestinos. En algunas de estas cuestiones, Israel se está acercando -o ya ha alcanzado- el punto de no retorno, lo que agrava sus desafíos y puede acabar con la repentina destrucción del Estado.

Israel se enfrenta a amenazas económicas y puede percibir cómo se sienten sus enemigos al ver que Tel Aviv perjudica sus propios intereses, que una vez fueron su fuente de fuerza y protección. Está empezando a pagar un alto precio por su agitación interna y se espera que las cosas empeoren si continúa esta división.

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Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente.

 

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