El ministro de Asuntos Exteriores saudí, el príncipe Faisal Bin Farhan, se reunió ayer con su homólogo iraní, Hossein Amir Abdollahian, en la capital china, Pekín, en el primer encuentro de este tipo en siete años.
En un comunicado conjunto difundido por Teherán se hacía referencia al acuerdo alcanzado el mes pasado entre ambas partes con la mediación de China: "las dos partes subrayaron la importancia de dar seguimiento a la aplicación del Acuerdo de Pekín y a su activación de forma que se amplíen la confianza mutua y los ámbitos de cooperación y se contribuya a crear seguridad, estabilidad y prosperidad en la región".
Entre las disposiciones del acuerdo figura el inicio de los trámites para la reapertura de embajadas y consulados, además de la reanudación de los vuelos y la facilitación de la concesión de visados a los ciudadanos. También debatieron la reanudación del intercambio de funcionarios y delegaciones del sector privado.
Acordaron ampliar la cooperación "en cualquier ámbito que pueda garantizar la seguridad y estabilidad de la región y hacer realidad los intereses de sus naciones y países", según el comunicado.
El papel entre bastidores de China para facilitar el acercamiento entre Teherán y Riad ha añadido una nueva dimensión al panorama de Oriente Próximo. Durante décadas, Estados Unidos ha sido el principal mediador, mostrando su fuerza diplomática y de seguridad.
El 10 de marzo se firmó en Pekín, con mediación china, un acuerdo entre Arabia Saudí e Irán para reanudar las relaciones diplomáticas interrumpidas entre ambos países durante siete años y reabrir las embajadas en ambos países en un plazo máximo de dos meses.
El acuerdo también sacudió al Estado ocupante de Israel, que lleva años trabajando para mejorar sus lazos con Riad y establecer un bloque contra Irán.