Los fieles palestinos del interior de la mezquita de Al Aqsa están pagando el precio de la prisa de los Estados árabes por normalizar las relaciones con Israel, declaró el jueves Hisham Qassem, alto dirigente de Hamás.
En una declaración oficial, Qassem añadió que los ataques israelíes "no acabarán con unas pocas expresiones de denuncia", y describió la situación como una "guerra religiosa".
"Israel está atacando todos los lugares islámicos y cristianos de Jerusalén para completar sus proyectos sionistas de asentamientos ilegales", advirtió.
El líder islámico hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que "rompa inmediatamente las relaciones con Israel", "rompa todos los acuerdos de la vergüenza que permiten al enemigo [Israel] encadenar a nuestro pueblo."
"Es hora de una postura árabe-islámica unificada", reiteró.
El miércoles, soldados israelíes irrumpieron en Al-Aqsa, dispararon granadas aturdidoras contra palestinos, hirieron a decenas y detuvieron a más de 400 fieles. La Media Luna Roja declaró que la policía de ocupación impidió al personal médico entrar en la mezquita de Al Aqsa para atender a los heridos.
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